Francisco Pincay pasó un mal momento, la tarde de un viernes. Este residente de Durán, de 60 años, paseaba por el centro de Guayaquil cuando tuvo la imperiosa necesidad de orinar. ¡Qué apuro!

Como estaba a dos cuadras del Malecón 2000 ingresó al lugar sabiendo que, a lo largo de este espacio urbano de 2.5 km de extensión, hay varios baños. Entró por la puerta frente a la Gobernación del Guayas, en la calle Aguirre, donde justamente hay sanitarios, pero se topó con el acceso cerrado.

Como su necesidad biológica era tal que apenas podía caminar, preguntó en la oficina de los guardias, ubicada junto a esos servicios higiénicos públicos (SHP) dónde podía encontrar otro urinario en el Malecón. “Baños hay a la altura de la calle Colón o por la calle Junín”, fue la respuesta.

Ni hablar. Si cogía para el norte, hacia la Junín, eran unas seis cuadras de distancia. Entonces Pincay corrió con su incontinencia hacia la Colón, cuatro calles al sur, sintiendo que se mojaban sus pantalones.

Finalmente, ‘apuradito’ Francisco Pincay llegó hasta su ansiada meta y pudo aliviar su vejiga, no sin dejar de expresar ante otros usuarios su malestar por la poca oferta de este importante servicio en malecones y otros sitios públicos.

Igual en el Santa Ana

Pero no son los visitantes del Malecón los únicos perjudicados por el cierre de retretes públicos. En las vecinas escalinatas del cerro Santa Ana y en Puerto Santa Ana es ya una costumbre ir a los bares o restaurantes y consumir algo para poder usar un baño, aunque por ley estos locales están obligados a prestarlos.

En las escalinatas, el SHP ubicado en el escalón 37 está cerrado. Por versiones de los residentes, este Diario conoció que esos cuartos de baño han sido destinados para bodega de los guardias.

Al preguntarle a estos, simplemente contestan lo obvio: “¡No hay baños!”, y sugieren a la gente entrar a uno de los bares del lugar.

Y no es que estas pequeñas instalaciones con puertas de madera y sobrepuertas de hierro eran una ‘maravilla’ de higiene y limpieza, pero al menos, desde que se abrió esta zona como una de las principales opciones turísticas de Guayaquil, servían para satisfacer las necesidades fisiológicas de los visitantes.

Al respecto, Wilfrido Matamoros, ex director ejecutivo de la Fundación Municipal Guayaquil Siglo XXI, recuerda que las baterías sanitarias de las escalinatas del cerro no fueron concebidas para el público, sino para el personal de limpieza y guardias, aunque siempre se permitió usarlas también a los visitantes al lugar.

Matamoros, a título personal aclara que la gente debe hacer valer sus derechos, ya que por ordenanzas municipales todos los locales comerciales están obligados a facilitarlos, sin necesidad de que sean sus clientes.

Malecón 2000 : 80 % están habilitados

En cuanto al Malecón del Río, la Fundación Malecón 2000 manifestó a este Diario que "por la pandemia, el 80 % de los baños de ese espacio están disponibles para la ciudadanía" y que las excepciones son los sanitarios del sector de la calle Aguirre y los del Mercado Artesanal del malecón (calle Cuenca), donde se trabaja para una próxima reapertura. Agregó que las instalaciones "son sometidas a constantes procesos de higienización y limpieza", para lo cual "es necesario cerrar -por intervalos- las baterías sanitarias, las cuales se reactivan de manera casi inmediata al concluir los protocolos de higiene y bioseguridad".

En total el gran Malecón cuenta con 218 unidades sanitarias (132 para varones -entre urinarios e inodoros- y 86 para mujeres) y 112 lavamanos para atender a cerca de 9.000 personas diariamente, en la actualidad.