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Joel Guanotuña, el niño jinete del páramo y su llama Benjamín

Con ocho años, Joel ha cautivado las redes sociales con su medio de transporte. La llamita lo lleva a la escuelita. Fue un regalo de su abuela.

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Joel demora hasta 40 minutos en ir desde su casa hasta la escuela.Gustavo Guamán

Joel Guanotuña -poncho azul, gorro de lana, zapatillas negras- es un niño de pocas palabras. Corretea con sus amigos en el patio de la Unidad Educativa Chone, en la comunidad de Angamarca, Cotopaxi. Sonríe. Y no para de comer golosinas...

Con 8 años, Joel se volvió ‘famoso’ en redes sociales cuando un turista lo grabó mientras iba a su escuelita montado en una llama. Ese es su ‘fiel’ medio de transporte. Y, por supuesto, tienen un nombre: Benjamín.

Cuando él recibe clases, el animalito lo espera junto a la puerta de la institución. Quietito. Con una montura roja y filos dorados, que combina con la rienda.

EXTRA viajó hasta Angamarca para conocer la historia de dos amiguitos inseparables y las ganas fervientes de acceder a la educación en una zona rural. Para llegar allí le toma al equipo, al menos, tres horas de camino -entre asfalto y tierra- desde Latacunga, la capital de la provincia.

Tan pronto como se descubre la escuelita, Joel aparece bailando 'Moskau' con sus compañeros del cuarto año de básica (era su número para los festejos del Día del Niño, el pasado 1 de junio).

Lanza patadas tenues y salta al ritmo del éxito de 1979 de Dschinghis Khan, una banda de Múnich - Alemania. Según su maestra Amada Carrera, quien montó la coreografía, “es una canción que sigue vigente”.

La repiten varias veces hasta que lo logran y queden “igualitos”. Joel sigue los pasos de sus compañeros y se ríe cada vez que se equivoca en alguno o se va para el otro lado. Disfruta.

Joel
Joel es experto en montar a su llama.Gustavo Guamán

En aquel lugar corre un viento helado. Todos los niños llevan ponchos. La comunidad de Angamarca está a 3.265 metros sobre el nivel del mar y la temperatura oscila entre los 5 y 6 grados.

Todo es silencioso hasta que los niños salen de la escuela. Entonces, la comunidad se llena de vida, de risas. De calor... Joel es bien conocido. A su paso, los vecinos lo saludan y le piden que se mantenga a la orilla de la carretera por seguridad. Hay carros -aunque pocos- que circulan por la zona.

Él demora entre 30 y 40 minutos en ir desde su casa hasta la unidad educativa montado en su llama. “Caminando es una hora”, dice con recelo.

En la vía Zumbahua - La Maná hay un letrero con indicaciones para llegar a la casa de Joel y su familia.

Cuando se acaba la jornada, Joel se sube al animalito sin problemas, mientras sus compañeros lo rodean y acarician.

¡Arranca! Con la mano derecha sostiene la rienda de Benjamín y con la otra un paquete de caramelos que se los come cada vez que se detiene. Un dulce descanso. Su hermano mayor, Jonathan, va en bicicleta, pero demora una hora porque “en las cuestas tiene que empujarla”, asiente.

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En la casa de los Guanotuña hay un letrero con la foto del niño.Gustavo Guamán

FAMOSO

Las cámaras no le son nuevas a Joel, pues desde que se hizo viral ha habido influencers que han ido a buscarlo. Su padre, Segundo Guanotuña, dice que ha sido bueno para él y para la familia.

Se siente orgulloso. Le pide que demuestre sus dotes de jinete sobre Benjamín. El animalito tiene dos años y medio y fue un regalo de su abuela. “Se lo dio cuando era bebé y desde ahí, él mismo lo cuida. También aprendió solo a cabalgar”, manifiesta el progenitor.

La abuelita del niño fue quien le regaló el animalito cuando recién nació. Joel aprendió solo a cabalgar y se encarga de cuidarlo. Le toma entre 30 y 40 minutos ir de su casa hasta la escuela.

Aunque la familia tiene cuatro llamas más, Benjamín es la única que se “ha dejado montar” gracias a la cercanía con el pequeño, quien incluso hace piruetas sobre su lomo: se lanza, da trampolines, le hala las orejas con picardía. El dócil rumiante no se mueve ni un centímetro.

Es por eso que Joel se ha ganado la admiración de los demás niños de la comunidad.

Joel Guanotuña
El niño asegura que le encantan las Matemáticas.Gustavo Guamán

La fama del niño ha crecido tanto en las últimas semanas que un comerciante de Zumbahua, una comunidad cercana a la de Angamarca, le hizo dos letreros con sus fotos.

A 36 kilómetros de ese poblado está uno de ellos con las indicaciones para llegar a la casa de los Guanotuña. En la fachada de la vivienda está otro que dice: “Sembremos esperanza para cosechar un futuro mejor”.

UNA FAMILIA NUMEROSA

Joel es el último de ocho hermanos. “El primero ya tiene 25 años y trabaja”, cuenta Jonathan, el penúltimo. Los demás ayudan con las labores del campo.

Los dos más pequeños son los que aún estudian. Efraín Quinquiguano, vicerrector de la Unidad Educativa Chone, relata que los acercamientos de las cámaras a Joel “le han hecho bien”. “Se lo ve más entusiasta con los estudios, aunque hemos tenido que ajustarle”, expresa el maestro.

Joel asegura que le gustan casi todas las materias, pero más las Matemáticas, las Ciencias Naturales y el Kichwa. La malla curricular de su escuela es trilingüe: se imparten clases en español, inglés y kichwa.

Aunque claro, como cualquier niño, prefiere corretear con sus amigos en el patio de la escuela y jugar pelota con su hermano en lo que queda de una choza de adobe junto a su casa. Lo hacen todas las tardes.

Joel Guanotuña
Sus amiguitos de la escuela lo admiran.Gustavo Guamán

Segundo Guanotuña, el progenitor, cuenta que Joel también ayuda a amarrar el ganado en la montaña que queda a una media hora de su vivienda. Y, por supuesto, con las tareas domésticas.

Son las 14:00 y los ñaños -que ya han llegado de clases- esperan por sus padres para almorzar juntos. La niebla empieza a caer sobre el páramo que acompaña los recorridos del pequeño.

Más tarde tienen que sentarse en la mesa para hacer las tareas que sus maestras les dejaron.

Duermen temprano para levantarse a las seis en punto de la mañana del siguiente día. Desayunar pan con quesillo y café servido por la abuela y volver al lomo de Benjamín y de la bicicleta para seguir aprendiendo. Unos estudiantes 10/10.

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Su hermano va en bicicleta.Gustavo Guamán

Las necesidades detrás de lo viral

Tanto para los maestros como para el padre de Joel, que el niño se haya hecho conocido por sus travesías es una oportunidad para visibilizar las necesidades de esa zona.

Para Efraín Quinquiguano, vicerrector de la escuela, una de las más importantes es la calidad de las vías. “El asfaltado solo llega a una parte de la carretera, eso conlleva a que no haya buses. Solo dos o tres al día”, comenta.

Por ello, la imagen de un pequeño sobre el lomo de una llama, más allá de ser una imagen tierna, para el docente es una evidencia de las necesidades.

En la escuela Chone, donde estudian 142 menores, hay muchos que viven más lejos que Joel. “Hay chicos de Llallachanchi que caminan dos horas diarias de ida y de vuelta”, relata.

Segundo Guanotuña, el padre, también solicita una carretera asfaltada, pues para quienes no tienen auto propio, como su familia, es difícil salir a poblados vecinos como Zumbahua o a la capital de la provincia.

Eso hace que también seis maestros de la unidad educativa vivan dentro de la institución, como el vicerrector. “Entramos los lunes y salimos los viernes”, agrega el funcionario.

Ellos se organizan para cocinar y mantener limpio el sitio, pero añoran ir a casa más seguido. Efraín, por ejemplo, es de Ambato y solo ve a su familia los fines de semana.