La devoción por la Santa Muerte se expande en Ecuador, impregnando tanto a grupos criminales como a quienes solo buscan un ‘milagrito’. Sus devotos realizan altares para conectarse más con esta deidad, pero en el caso de los delincuentes, los policías y militares destruyen estos santuarios sin conocer que esto podría desatar una venganza espiritual, advierten expertos en espiritismo.

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Aparte de ser un ícono rechazado por la religión católica por considerarla diabólica, en múltiples allanamientos a cárceles y guaridas de criminales se han encontrado estos espacios de devoción a la ‘Calaca’. Aquello ha generado que la sociedad vincule este símbolo con grupos de delincuencia organizada.

“¿Qué culpa tiene la Santa Muerte de la manera en que la usan?”, expresó Shirley Barahona, cartomántica, chamana y fiel seguidora de esta deidad, quien asegura que “ella no es mala”, pues considera que aunque los carteles la tengan “secuestrada” en iglesias, no significa que sea negativa.

El 13 de enero y el 7 de febrero de este año, las Fuerzas Armadas del Ecuador ejecutaron dos operativos que tuvieron un elemento en común: la destrucción de altares de la Santa Muerte. El primero se llevó a cabo en Esmeraldas, en un escondite de maleantes ubicado cerca de Winchele, mientras que el segundo se realizó en una requisa en la cárcel de Quevedo.

“A los militares y policías: no le hagan daño a la Santita, no la quemen, ella también los puede proteger”, advirtió Barahona, quien fue explícita en mencionar que en caso de profanarla hasta se podría “pagar con la muerte”.

El santero, palero y espiritista Carlos Cevallos, en contraste con las convicciones de Barahona, afirmó que en caso de que los militares o la policía destruyan esos altares no les causaría ningún daño, porque “ante los ojos de la justicia divina, la Santa Muerte sabe lo que la ley está efectuando -el bien-, por tanto no hay ningún perjuicio”.

En sus trabajos, tanto Shirley como Carlos emplean representaciones de figuras esqueléticas con una hoz, las cuales encarnan a esta deidad. Su propósito es asistir a aquellos que requieran purificar negatividades.

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El presidente Daniel Noboa declaró un conflicto armado interno el 9 de enero pasado, junto con un estado de guerra contra las mafias. “Si ya está armada la guerra, y si comienzan a destruir a la Santa Muerte, es declararle la guerra a ella también, y ella es muy poderosa. Así nunca acabará la guerra. No deberíamos meternos con la religión”, señaló Barahona en referencia a los conflictos que acarrea el país. “Le echan la culpa a una deidad cuando realmente el hombre es el malo”, añadió.

El santero Cevallos, con 25 años de experiencia en el ritual afrocubano del Palo Mayombe, afirma que la Santa Muerte también forma parte de esta tradición. “Nosotros la respetamos bastante porque trabajamos con los espíritus, quienes vienen de los muertos”, explica.

En la religión del Palo se enseña la existencia de la deidad creadora Nsambi o Sambia, que interviene en los asuntos humanos. En el Palo es fundamental la ‘nganga’ o prenda, el cual es un caldero de hierro en el que se introducen huesos, palos y otros objetos. El practicante ordena a la nganga que cumpla sus órdenes, típicamente para curar, pero también para causar daño.

A diferencia de otras religiones, el culto a la Santa Muerte se caracteriza por su accesibilidad y flexibilidad. No existen intermediarios que regulen las prácticas, ni dogmas o tradiciones fijas. En cambio, la fe y las tradiciones hacia esta deidad se transmiten entre sus devotos, según la convicción que elijan.

En marzo de 2009, en Nuevo Laredo, México, autoridades federales y municipales, apoyadas por el Ejército, demolieron capillas dedicadas a la Santa Muerte tras aparentes quejas de vecinos sobre su impacto negativo en la ciudad.

“Estamos protestando para que respeten nuestros santuarios. El Gobierno piensa que somos narcotraficantes, delincuentes o una secta, y no es verdad”, dijo Roberto Sánchez, uno de los manifestantes, a BBC Mundo.

Este incidente generó preocupaciones sobre la garantía de la libertad de culto, más allá del debate sobre si la devoción a la Santa Muerte promueve o no la “narcoviolencia”.

En octubre de 2023, se registró otro incidente en Tijuana, donde autoridades mexicanas desmantelaron un altar dedicado a la ‘Calaca’. La influencer mexicana conocida como Bruja Cósmica compartió en su cuenta de TikTok que perturbar este tipo de rituales conlleva una “mezcla de energías que eventualmente afectará tanto a quienes lo realizan como a sus familiares”.

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