A finales del año pasado, el Wall Street Journal ya hablaba de una nueva Nintendo Switch para 2019. En específico, de una revisión de la consola que se estrenó en marzo del 2017, para optimizar su hardware en varios aspectos, apuntando su salida para el segundo semestre de este año.

Pero, ¿qué podría mejorar Nintendo en su producto insignia? Hay indicios que apuntan a varias modificaciones. La primera sería su procesador; se desconoce cuál utilizará, pero aportaría mayor rendimiento en la ejecución de videojuegos y tendría 8 GB de RAM, en lugar de los 4 GB actuales. Se estima que su memoria interna crezca: pasaría de los 32 GB a 128 GB más un slot para tarjeta micro SD.

Además de tener cambios en su hardware, también apostarían por uno estético, el cual sería integrar un panel de mayor calidad y más próximo al que llevan los smartphones, actualmente.

Así se “lograría una Switch más brillante, más delgada y más eficiente energéticamente”, aunque la compañía está aún pensando en qué componentes se actualizarían, según Wall Street Journal.