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Brujería y fútbol en Ecuador: los goles no declarados de la magia y las cábalas

Un brujo contratado por la directiva de Barcelona, un jugador que le hizo daño al otro, el entrenador que era bañado cada quince días cuando jugaba de local.

CYRIL MAKANAKI
Un brujo contratado por la directiva de Barcelona, un jugador que le hizo daño al otro, el entrenador que era bañado cada quince días cuando jugaba de local.Archivo

El famoso brujo, que era el crack de los años 90, el más bacán de ese tiempo, iba por la Av. Barcelona, la vía que lleva al estadio Monumental en Guayaquil. Se bajó de una camioneta blanca doble cabina y recogió las ramas que habían sido cortadas por personal del Municipio.

Todo era raro, nos quedamos con la intriga ¿qué hace con esas ramas? La sapada fue más grande.

Nos quedamos en la esquina de la tienda que lleva a la concentración del estadio amarillo. En ese tiempo no había garita de seguridad.

Cinco minutos después, el brujo entraba al sector del túnel del estadio con las ramas en el balde del carro.

Diez minutos más tarde, la curiosidad hizo que lo sigamos. El objetivo: ver qué es lo que pasaba, debido que no había entrenamientos ni nadie estaba concentrado. ¿Para qué va a ir un brujo a un estadio vacío?

Don Plaza, el guardia que estaba en la puerta del túnel, nos vio y preguntó qué vamos a hacer. Había que sacar una mentira blanca del repertorio. “Vamos con el gran maestro”, dijimos y pudimos pasar.

No sabíamos a qué íbamos, pero la curiosidad era grande. Lo que vimos con nuestros propios ojos fue una escena de un libro de García Márquez, pero en una cancha de fútbol. El Brujo estaba limpiando los arcos del Barcelona, mientras que desde una suite estaban, según él, los directivos del club.

“Estas ramas, llegaron del Mato Grosso de Brasil, las pedimos para la purificación del estadio. Ahora sí que el equipo queda fuera de toda salazón de Makanaky. Tiene la fuente de energía del Río Amazonas, han sido curadas por maestros del vudú brasileño”, nos explicó el brujo.

Todo lo que estábamos escuchando y viendo era una simple mentira. Las ramas no eran del Mato Grosso, eran de los árboles de la Av. Barcelona. Lo único real era que el brujo había sido contratado para despegarse de los hechizos que supuestamente dejó el africano Makanaky.

Pero en realidad, si el argumento solo es creíble para quienes creen en magia y poderes sobrenaturales, las fechas tampoco coincidían para que el jugador mundialista con Camerún, haya hecho la brujería. Él llego en 1995 y dos años después el Barcelona era campeón con Carlos Alfaro Moreno a la cabeza en 1997.

La brujería de Cyrille Thomas Makanaky fue una fábula que se comenzó a tomar fuerza cuando daba la impresión de que los amarillos tenían una nube negra encima. Las cosas no salían y aquella era la explicación más fácil para sustentar que no había plata para pagar o que los resultados no eran favorables. Ahora, por cierto, no se habla de la maldición de Makanaky, ahora son los 40 millones de deudas que tiene Alfaro Moreno.

Lo real es que hubo directivos que contrataron a un brujo y este les mintió al decir que llevaba los montes curados de Brasil, pero en realidad eran de Guayaquil.

SELECCIÓN NACIONAL

Unos decían que ese jugador de la selección nacional era brujo, otros que era un santero.

Pero aquella tarde fue cruel para él. Todos creían que pasaba algo. En voz baja ya nadie al interior del equipo lo llamaba por el nombre, todos le decían ‘El Brujo’.

Cosas de la vida, ingresaron a su departamento y la sorpresa fue mayúscula. Lo que hallaron no dejaba dudas y aumentaba miedos. Había un muñeco vestido de amarillo, lleno de alfileres y con la cabeza abajo.

Esa noche nadie durmió, y eso que estaban concentrados. Cosas de la vida, al otro día un jugador se lesionó, todos le echaron la culpa al futbolista brujo. El muñeco lleno de alfileres tenía un detalle: llevaba el número del jugador que abandonaba la selección lesionado.

Al final, el futbolista brujo no pudo adivinar que también lo iban a sacar de la selección. Su leyenda se hizo una historia urbana y, si hubieran tenido a la mano cámaras, el caso del Piso 17 habría sido un juego de niños al lado de este.

LO BAÑABA PARA LA SALAZÓN

Fue un jugador de los más cabalísticos que habían venido a país. Luego, como entrenador, se le pasó la mano.

Llegamos al centro de Guayaquil a la oficina de un maestro parapsicólogo. Mientras esperábamos que nos atiendan para una consulta deportivo-santera, el profe salió de una oficina.

¿Qué hacía el entrenador con el santero? La respuesta la sabían todas las personas que trabajaban ahí.

El hombre iba cada 15 días para que le hagan una limpia, un baño, sacarle las malas vibras.

El baño con hierbas se había hecho una tradición. El profe quedaba en interior, lo bañaban con agua de hierbas y le amarraban una cinta amarilla en la cintura, lazo que debía de ser cambiado en cada baño.

Son cosas del fútbol, dicen que todo sirve para ganar.

LOS CUERNOS DE ‘MOSTAZA’ MERLO

Año 2008, Reinaldo ‘Mostaza’ Merlo llegó como entrenador al Barcelona S.C. Vivía los partidos parado y cuando el equipo contrario estaba en el ataque, el entrenador hacía ‘cuernos’ con sus manos. Buscaba, así, detener todos los ataques del equipo contrario.

Al final, los cuernos no sirvieron para nada. El ídolo no quedó en nada ese año.

ROPA DE INSÚA

El rey de las cábalas es Rubén Darío Insúa: corre con una camiseta de algodón que la tiene por más de 20 años. Ya se está cayendo en pedazos, pero eso no importa. Y cuando dirigía al Barcelona en los 90 vestía una camiseta ladrillo, unos zapatos de zuela y no usaba medias. Él afirma que no es cabalero, pero sus costumbres dicen lo contrario.