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Hugo Lozano noqueó las adversidades

En su gimnasio en la Isla Trinitaria (sur de Guayaquil),  forma a cientos de niños y jóvenes, pues su principal meta es alejarlos de los vicios 

Hugo Lozano
Un accidente con un taco de dinamita lo dejó sin los dedos de su mano derecha. A pesar de aquello, no se alejó de su mayor pasión: el boxeo, y se convirtió en entrenador.Cortesía

La intempestiva explosión de un taco de dinamita le arrebató todos los dedos de la mano derecha a Hugo Lozano Chapiro a sus 33 años. Pero al mismo tiempo, le ‘robó’ su sueño de convertirse en un boxeador reconocido, justo en el momento que empezaba a despuntar en su carrera, por la que había luchado desde que tenía 16. Su anhelo de ser campeón mundial se esfumó.

Aquel lamentable hecho le ocurrió en 1987 cuando trabajaba en las minas de Nambija, ubicadas en la provincia de Zamora Chinchipe. En su ‘camello’, él era el encargado de manipular los explosivos que utilizaban. Han pasado 35 años del importuno, sin embargo, Hugo todavía puede ‘escuchar’ y ‘sentir’ la explosión que lo obligó a tomar otro rumbo en el profesionalismo, aunque en la misma disciplina deportiva.

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“Ya estaba casado y tenía a mis hijos pequeños, por lo que me tocó buscar trabajo como minero. Yo era el encargado de manipular los tacos de dinamita, ya había encendido algunas y para mi mala suerte una de estas explotó cuando la iba a agarrar... eso explotó en mi mano”, recuerda Lozano sobre el acontecimiento que por poco también termina con su vida.

Antes de perder los dedos de su extremidad superior derecha, había representado a la provincia del Guayas en varios campeonatos nacionales y al país en peleas internacionales. Incluso, daba clases de boxeo en destacamentos militares de Ecuador, pues por amistades que tenía en el Ejército pudo incursionar como instructor.

“En el box me inicié a los 16 años con Raúl Gamboa. De él aprendí todo lo que sé. Quedé campeón varias veces en torneos provinciales y nacionales. Además, pude pelear en Perú y Chile. La primera gané y la segunda perdí”, rememora sobre los combates que tuvo en su pasado.

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Puso su escuela

Tras la tragedia que le sucedió al oriundo de Guayaquil, hoy de 67 años, no se dio por vencido y continuó en el mundo de los púgiles. Él regresó a vivir al barrio que lo vio crecer y dar sus primeros pininos, la Isla Trinitaria, en la cooperativa Naciones Unidas (sur de Guayaquil), y desde entonces empezó a pulir a las futuras promesas nacionales. El club deportivo lo nombró ‘Hugo Boxing Lozano’.

“Acá hay muchos chicos con potencial, solo necesitan una oportunidad y que los guíen en el box, así que por eso decidí compartir todo lo que he aprendido con ellos”, dice sobre las clases que empezó a dar en 1990 a 30 niños en las calles de la Isla Trinitaria; pero que actualmente imparte a 150 púgiles en un galpón de la zona.

El ‘profe’ se ha ganado el aprecio de quienes lo conocen, porque no tiene limitaciones. Sin importarle lo que le sucedió en el pasado, Hugo se venda su mano derecha y da clases gratuitamente a jóvenes de escasos recursos económicos que viven en su sector, aunque no cuenta con los implementos necesarios para que los novatos aprendan las técnicas que deben usar sobre el cuadrilátero.

Hugo Lozano
Lozano se encarga de enseñar personalmente las técnicas a sus alumnos.Cortesía

Entre uno de sus pupilos está el joven Miguel Ángel Pivaque, de 15 años, quien asegura que las técnicas que le enseñó su entrenador Hugo Lozano lo llevaron a ganar la medalla de oro en el campeonato intercantonal ‘Mis Primeros Guantes’, que se disputó el mes pasado (abril) el sur de Guayaquil.

“A pesar de que no tiene los dedos, el profe nos enseña las mejores técnicas. Llevo dos años aprendiendo con él y ya logré ganar mi primera medalla. Cada vez que tenemos un entrenamiento nos enseña algo nuevo, que he llegado a pensar que puedo ser profesional en el boxeo”, resalta Pivaque.

Camilo Cruz Arreaga, de 16 años, también sigue a su tío Hugo Lozano. “Él nos inspira porque en cada entrenamiento se esfuerza al máximo. Nos ha enseñado varias técnicas, que tranquilamente hubiese podido ser un campeón mundial”, finaliza un entusiasmado aprendiz del box.