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Jugar un Mundial, la espinita en sus carreras

Franklin Salas y Jairo Campos cuentan sus vivencias tras quedarse fuera por lesiones de Alemania 2006 y Brasil 2014, tras ser protagonistas en las eliminatorias.

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Jairo Campos recuerda con cariño su paso por la selección nacional con la que le quedó la tarea pendiente de jugar un Mundial.HENRY LAPO / EXTRA

La Tricolor está cerca de vivir su cuarta cita munialista y el técnico Gustavo Alfaro pule la lista de los elegidos para el torneo en Catar. Varios futbolistas que fueron parte de su preoceso se quedarán sin ser parte de la Copa del Mundo.

Esta sensación la vivieron Franklin Salas y Jairo Campos, quienes fueron piezas claves en las clasificaciones de Ecuador a Alemania 2006 y Brasil 2014, respectivamente, pero lesiones les impidieron ser convocados para el torneo mundial.

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El Mago era la explosión ofensiva de la Tricolor y apuntaba para ser titular. Todo presagiaba que haría dupla con Agustín Delgado, pero terminó viendo nuestra mejor participación mundialista por la televisión.

Por su parte, Campos era titular de una sólida defensa, pero una rotura del tendón de Aquiles izquierdo, a pocos meses de la cita, lo sacó de la convocatoria de Brasil 2014.

“Perderme el Mundial por una lesión fue un golpe fuerte”

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Salas fue clave en el camino al Mundial Alemania 2006, que por lesión se perdió.ARCHIVO

Franklin Salas sintió ilusión, orgullo y un hormigueo en su cuerpo cuando vio que la selección de Ecuador iba a debutar en el Mundial de Alemania 2006 (ante Polonia), torneo que se perdió por una rotura del ligamento de su rodilla izquierda, lesión que sufrió en octubre de 2005 mientras jugaba con Liga de Quito.

El Mago fue habitual en las convocatorias de Luis Fernando Suárez. Jugó 13 partidos en esas eliminatorias y 2 veces fue titular. Por su rendimiento en su club y con la Tri, tenía asegurado su puesto en la lista mundialista. Pero su dolencia lo obligó a ver el Mundial a través de la pantalla de televisión.

“Fue una época muy triste, porque jugué bien en las eliminatorias. Perderme el Mundial por una lesión fue un golpe fuerte, porque la ilusión, el sueño de todo jugador es representar a su país en un Mundial. Sin embargo, me llenó de orgullo ver a mis compañeros jugar este torneo”, recordó.

Tras ser operado en Argentina, su recuperación tardó aproximadamente seis meses. Por aquella razón, la Federación Ecuatoriana de Fútbol lo envió a la ciudad alemana de Bad Kissingen para que realice su rehabilitación. Sin embargo, previo a la presentación de la lista mundialista tuvo una complicación.

“Yo ya estaba entrenando, pero el doctor Patricio Maldonado pidió que me inyectaran Synvisc, que es un lubricante de rodilla, y mi cuerpo lo rechazó. Se me hinchó la rodilla y hasta ese momento llegaron mis esperanzas de ir al Mundial. Hubo que esperar un mes para que el medicamento desaparezca de mi cuerpo”, contó apenado el Mago.

Recalcó que su cuerpo causó reacción, debido a que tiene injertos de ligamentos de otros cuerpos. “Creo que si no me aplicaba eso, llegaba al Mundial. Synvisc es algo que se ponen todos los futbolistas cuando tienen problemas de rodillas por el tema de fricción, pero no tomaron en cuenta que yo tengo injertos de otro cuerpo”.

Finalmente, Salas se vio obligado a ver el Mundial de Alemania 2006 por medio de la televisión en compañía de su familia. “Después de pasar todo eso, solo quise regresar a mi país y ver el Mundial con mi familia y en mi casa. No pude estar con la Tricolor, pero me llenó de orgullo ver a mis compañeros realizar una buena participación”.

“Me quedó ese saborcito amargo de no poder estar en un Mundial”

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Campos fue el bastión de la zaga tricolor en el camino a Brasil 2014.ARCHIVO / EXTRA

Jairo Campos defendió aproximadamente doce años la camiseta de la selección. Fueron temporadas de alegrías, sueños, pero también de frustraciones, la más grande: quedarse fuera de la Copa del Mundo Brasil 2014.

Su primera experiencia en las eliminatorias se dio en el camino a Alemania 2006, primero con Hernán Darío Gómez y después con Luis Fernando Suárez.

Había destacado en Aucas, pese a que solo contaba con 19 años, pero tenía como competencia a Iván Hurtado y Giovanny Espinoza, quienes consiguieron la histórica primera clasificación de Ecuador al Mundial.

Para el siguiente ciclo hacia Sudáfrica 2010 de a poco fue ganando espacio y terminó como el relevo del Bam Bam Hurtado.

“Si clasificábamos tenía todas las posibilidades de ser titular en el Mundial. Después de una gran campaña con Liga de Quito, donde quedé campeón de la Copa Libertadores, fui transferido al fútbol brasileño (Atlético Mineiro). Me fue bien en un torneo competitivo, estaba en mi mejor momento, lamentablemente, no clasificamos a Sudáfrica”, recordó.

DE LA ALEGRÍA A LA TRISTEZA

En el camino a Brasil 2014, Campos se convirtió en uno de los jugadores fijos para el técnico Reinaldo Rueda. Junto con Fricson Erazo conformaron una sólida zaga que brilló por su seguridad.

“Para esa eliminatoria fui protagonista, nos consolidamos con Fricson Erazo como la pareja de centrales. En esa época formamos parte de Barcelona, lo que nos sirvió para acoplarnos bien. Teníamos la defensa menos batida”, manifestó Jairo.

Pero todo cambió a inicios de 2014, cuando se preparaba para ser parte de la Tricolor en Brasil. Sufrió una lesión en el tendón de Aquiles de la pierna izquierda que lo marcó para siempre.

Ese era mi Mundial, pero por la lesión en el tendón me quedé con el saborcito amargo de no poder disputarlo”, confesó a EXTRA.

Pese a que tenía las esperanzas de recuperarse a tiempo para la cita mundialista, el ver que los progresos no se daban a la velocidad que esperaba ya le hicieron presagiar que se quedaría sin cumplir su sueño.

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“La familia fue mi mayor apoyo en ese momento difícil. El profesor Rueda también me estuvo acompañando hasta el final. Me visitaba en la rehabilitación, teníamos la confianza que me podía recuperar, lamentablemente, se infectó uno de los puntos y todo se complicó”, detalló el exzaguero.

Siguió los juegos de la Tri por la televisión y al verlos “me daba tristeza, por la cabeza se me pasaba que yo podía estar ahí en la cancha”.

Después de dos años y cuatro cirugías, pudo volver a las canchas, pero no era lo mismo. Tras militar en El Nacional e Imbabura decidió retirarse.

“Quería que me recuerden bien, con una buena imagen. Mientras jugué al fútbol fui feliz, a los equipos que iba fuimos campeones. Solo me quedó la espinita del Mundial”.