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Judicial

La policía baleada en una UPC está en riesgo de muerte cerebral

El cerebro de la joven uniformada estuvo sin recibir sangre mucho tiempo tras los impactos de bala. En tres días se conocerá si sobrevive

Este tipo de panfletos fueron lanzados en los exteriores de las tres UPC. Fue trasladada en ambulancia hasta el hospital.
El cerebro de la joven uniformada estuvo sin recibir sangre mucho tiempo tras los impactos de bala. En tres días se conocerá si sobreviveCortesía

El estado de salud de la policía Verónica Songor, de 24 años, que fue baleada en una Unidad de Policía Comunitaria la madrugada del 9 de octubre en el noroeste de Guayaquil, es completamente crítico. 

La uniformada se encuentra hospitalizada en la clínica Guayaquil. El vocero de la casa de salud, Dr. Roberto Gilbert, tras autorización del Comandante General de la Policía, Fausto Salinas, reveló que la joven recibió más de seis impactos de balas, pero que no perjudicaron sus órganos principales.

No obstante, tras los impactos perdió mucha sangre y llegó con parada cardiaca (corazón sin latir), pero tras recibir tres reanimaciones y medicamentos administrados, su corazón volvió a latir, pero para el galeno es preocupante el tiempo que su cerebro dejó de recibir fluido sanguino.

“Su condición hemodinámica es estable. La única incógnita es su cerebro. Generalmente esperamos cinco días y recién llevamos el segundo día y pocas horas... Está dormida, en un coma inducido con respirador automático... Si el cerebro se quedó sin circulación ya estaría descerebrada”, explicó el médico.

En recientes exámenes realizado este lunes 11 de octubre, se detectó que en su cerebro existe rastros de circulación de sangre lo que da una esperanza para su recuperación, pero si las muestras no son más clara en los próximos tres días su familia deberá tomar una fuerte decisión.

“El escenario es que después de cinco días se declare muerte cerebral y depende de las autoridades policiales y familiares que decidan hacer con la paciente. Que inclusive es lamentable, que no serviría ni de donante (por el uso de muchos medicamentos para reanimar su corazón)”, explicó Gilbert.