Velas y esencias son los ingredientes añadidos que Gabriela Lugmaña suma a los baños de amor y dinero que realiza. Es la tercera generación de una familia de hierbateras y el Mercado de San Francisco, en el centro de Quito, es como su hogar.

Mantiene la misma fórmula que su madre y su abuela usaban para curar el desamor y llenar con dinero los bolsillos de sus clientes.

El marco, la ortiga, el saúco, la santamaría y muchas más son hierbas amargas con las que la joven inicia el proceso. Con los atados de las matitas limpia las malas energías. Luego utiliza las hierbas dulces, como la manzanilla, la hoja de naranja, el toronjil, el nogal... para atraer todo lo bueno.

Su ‘ñaña’ Amparo también es una ‘dura’ con las plantas. Los pétalos picados y el huevo no pueden faltar en su receta para el amor y el dinero. Aunque aclara que no funciona sin la esencia adecuada.

“Los rituales sí han cambiado, porque algunas plantas han desaparecido. Por ejemplo, el zorro yuyo casi no se consigue”.

Para ambas no existe un mejor método para atraer el dinero y el amor que alejarse de las malas energías. “Pero todo depende de la fe... Cuando a la gente le va mal en el dinero, yo les mando curada la plata”, concluye Gabriela. 

Las esencias más pedidas

Aunque para Blanca Ganchala no existe nada más certero para la buena fortuna que las plantitas, por pedido de sus clientes ha integrado a su inventario, todo tipo de elíxires. Un jabón ‘sígueme, sígueme’, un ‘saca sales’, un ‘miel de amores’ o un ‘abre camino’ son los más solicitados.