La ola de inseguridad que azota a Guayaquil pone en discusión una posible estrategia: el uso ciudadano de armas como mecanismo de defensa ante actos delictivos.

Esta opción genera opiniones, tanto a favor como en contra. Para Sonia Ochoa, una ama de casa consultada al respecto por EXTRA, un arma representa un peligro para los niños, ya que ellos pueden manipularla sin ser conscientes de las consecuencias. “Los pequeños juegan y son traviesos. Imagínese si llegan a disparar”, comenta.

El comerciante Víctor Arévalo opina distinto. Considera que al momento la gente no tiene cómo defenderse de un delincuente y por eso la idea es positiva. “Tampoco uno va a matar a alguien, sino a inmovilizarlo”, dice.

Para el taxista Milton Briones, lo que deberían permitir usar es objetos no letales, que no atenten contra la vida.

John Garaycoa, poligrafista y experto en seguridad, aclara que actualmente sí se permite la tenencia de armas (que el objeto esté en un determinado lugar). Por ende ese aspecto no necesita modificarse.

Lo que está prohibido es el porte (cargar el arma consigo a todas partes) a personas civiles, excepto a quienes se dedican a actividades ganaderas y camaroneras.

En opinión del especialista, que al ciudadano se le permita usar armas podría reducir el índice delictivo, pero tampoco garantiza por completo la seguridad en la urbe.

Cataloga como “pataditas de ahogado” una eventual medida de este tipo, porque no ataca de fondo a la inseguridad.