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Bailoterapia en el suburbio de Guayaquil: seguridad, salud y una queja sin respuesta
Vecinos disfrutan clases de bailoterapia nocturnas con resguardo policial en la UVC Portete, pero piden iluminación para seguir bailando sin miedo
Un parlante, un celular y muchas ganas de menearse es todo lo que necesitan los vecinos del suburbio de Guayaquil para sus clases de bailoterapia, que realizan bien resguardaditos por más de cien policías.
Las clases se dan en la explanada de la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UVC) del distrito Portete, en las calles 29 y la J.
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Las que más gozan de estas sesiones son las mujeres del barrio, que todas las noches, de 19:30 a 20:30, se ponen sus licras y ropa deportiva para moverse al ritmo de las canciones de moda, hasta que les salga la coreografía ‘al pelo’.
Adrián Díaz, el ‘profe’, que ya tiene 13 años dando clases de baile, cobra ‘una lata por mate’ para animarlas. “Aquí estamos todos los días, la gente lo disfruta y vienen sobre todo por salud. Además, nos dan las facilidades para conectarnos (el parlante con música), lo cual agradecemos”, dijo.
Los vecinos están contentos con la Policía, que les presta el espacio para moverse, y eso ha cambiado el ambiente del barrio, porque mientras unas bailan, otros aprovechan para caminar o sacar a pasear a sus mascotas. Así se vuelve a ver vida en las noches.
“Nos ayuda. Podemos bailar sin miedo a que nos roben. Podemos dejar nuestros bolsos en un solo lado; igual a la vista, obviamente, pero sin ese temor constante que te distrae”, contó María Isabel, una adulta mayor que lleva cuatro años enganchada con la bailoterapia.
Ella también destacó lo chévere que es tener alguna actividad recreativa en la noche, aunque sea solo en el patio de la UVC Portete. Indicó que es una buena excusa para reunirse con los vecinos y hasta compartir datos sobre la seguridad del sector.
¿Cuál es el problema que vecinos del suburbio piden solucionar en la UVC Portete?

“Pero hay un problema que llevamos tiempo queriendo solucionar”, soltó Mónica, otra vecina que también lleva cuatro años dándolo todo en la pista.
El lío es la falta de luz. Aunque el edificio de la UVC sí tiene luminarias, la parte de afuera (donde realmente se mueven) no tiene ni un reflector. Y justo ahí no hay ni bancas ni escalones, así que es el mejor lugar para bailar.
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“Tenemos que bailar en tinieblas, no podemos ver bien al profesor y por eso se hace difícil aprender las coreografías. Nosotros entendemos que puede que no haya presupuesto, pero ese no es el problema, porque nosotros (los vecinos de la zona) hemos ofrecido donarlas, pero nos dicen que hay que hablar con tal o cual persona (jefe policial)”, explicó.
Y agregó que todo es por falta de voluntad, porque siempre se excusan con temas burocráticos para no atender el pedido. Han enviado varios oficios, pero “nos dicen que tenemos que hablar con ‘x’ persona importante y nunca nos dan solución”.

El lunes 9 de junio, EXTRA pidió, por medio del área de comunicación de la Policía Nacional, una entrevista con el jefe del distrito o la persona encargada de estos temas, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
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