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Las personas aprenden las palabras del lenguaje de señas con la ayuda de quienes atienden.Evelyn Centeno / Extra

Cafetería aplica lenguaje de señas a sus clientes

Personas con discapacidad auditiva atienden la cafetería y enseñan a los clientes su forma de comunicarse.

Tienen un menú como ningún otro. Aunque su oferta de alimentos está en inglés y español, lo que destaca son los dibujos, en los que se enseña cómo pedir cada platillo en lenguaje de señas.

Y es que de eso trata el Café de Señas, un emprendimiento donde solo trabajan personas con discapacidad auditiva. La atención al cliente está a cargo de Fernanda, una joven de 25 años, cuya única manera para comunicarse y entender lo que otros le dicen es ‘hablando con las manos’.

Su condición no le ha impedido ganarse el cariño de quienes llegan a este establecimiento. Por el contrario, los usuarios muestran su entusiasmo al comunicarse con ella a través de señas.

La idea llegó desde Quito, donde existe la marca hace más de un año, reveló María Eugenia Armijos. Ella y su hermana administran el negocio y trajeron la franquicia a tierra tsáchila.

“Hace algún tiempo pasé un curso para aprender lenguaje de señas y luego surgió la idea de crear la cafetería. Quisimos contratar únicamente a personas sordas, por las dificultades que tienen para conseguir empleo”, aseguró Armijos.

El menú es diferente a los tradicionales. En lugar de palabras, tiene dibujos. La figura de un hombrecito con los gestos para solicitar los diferentes platos, orienta a las personas para pedir, acotó.

Los bocadillos típicos del Ecuador son el fuerte de esta cafetería, donde ofrecen humitas, empanadas de yuca y de harina, tigrillos, tostadas, sánduches, corviches y, pronto, agregarán bolones de chicharrón, queso y mixtos, indicó su propietaria.

“Es el lugar ideal para disfrutar de una merienda entre amigos”, comentó Cristina Loza, quien ha visitado en varias ocasiones el local. Aprendió el saludo y prácticamente sin ayuda, puede hacer su pedido en lenguaje de señas.

Además de la venta de alimentos, también hay un espacio para que personas emprendedoras con alguna discapacidad, exhiban sus productos. También organizan actividades inclusivas mensualmente.

“Mantenerse es muy difícil con la situación económica actual”, confiesa María Eugenia, pero no pierde la perseverancia y espera que en la pizarra del café sigan plasmando más mensajes quienes llegan a disfrutar de su oferta gastronómica, pedida en lenguaje de señas.

Un pizarrón con los agradecimientos

El toque artesanal se combina con una pizarra llena de mensajes de agradecimiento, apoyo y nombres de quienes estuvieron ahí. En una de las paredes hay dibujado un árbol; en otra, está colocado todo el abecedario en lenguaje de señas.

En la ‘tele’ se reproducen videos subtitulados a pesar de estar en español, mientras que en una esquinita de la pantalla hay un intérprete para sordos. Un hipnotizante olor a café inunda el espacio.