¡Cuidado, vaya suave!, grita un cuidador de carros en la calle La Ermita, ubicada en San Roque, centro de Quito, donde la calzada se hunde. La parte afectada, con más de un metro de diámetro, tiene a todos ‘cabezones’. Este problema viene desde hace aproximadamente tres semanas y es más grave, según los moradores, porque la vía soporta el peso de buses y camiones pese a no ser principal.

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“Desde hace años hay una línea (de buses) que va a los barrios altos desde el centro, pero también hay de los que la ocupan para evitar el pico y placa”, comenta Jorge Guamán, quien tiene más de 50 años viviendo en la zona.

El vecino explica que esto se suma al poco o nulo mantenimiento de la calle, pues allí se ha realizado solo bacheo. “Lo que se necesita es una repavimentación, pero solo echan material y ya”.

A unas pocas cuadras del hundimiento funciona el mercado de San Roque, el centro de expendio más grande de Quito, por lo que todos los días llegan camiones llenos de productos de todo el país. “Quizá no pasen todos los cargamentos por aquí, pero sí hay afluencia”, explica el morador.

Unos 20 metros más adelante, en el cruce con la calle Abdón Calderón, también hay hundimientos, aunque menos profundos, pero que sí preocupan a los vecinos.

Marco Urquía, también habitante de la zona, dice que las lluvias registradas en las últimas semanas han contribuido al desgaste. “Parece que el asfalto se desmorona más con el agua”, considera. Advierte también que el estado de la calzada se debería a algún problema con las tuberías de agua potable. “Se nota que el daño es desde adentro”.

EXTRA se comunicó con la Administración Zonal Manuela Sáenz, encargada de los sectores del centro de Quito, y desde el departamento de comunicación informaron que el departamento de Seguridad realizó una inspección y se levantó una ficha del estado de la calle, pero que las entidades encargadas de reparar el hundimiento son la Empresa Metropolitana de Agua Potable y Alcantarillado (Epmaps) y la Empresa de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop).

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EXTRA extendió la consulta a esas entidades, pero no ha habido respuesta hasta el cierre de esta edición. Hasta tanto, en La Ermita sus habitantes están indignados por el estado del barrio en general. “Somos parte del Centro Histórico que es patrimonial y estamos abandonados. Solo en la Plaza Grande mantienen todo limpio, pero acá no existimos”, reclama Jorge Guamán.

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