Seiscientos guardias bien equipados y listos para sofocar en cuestión de minutos cualquier intento de rebelión. Con capacidad para 40 mil reclusos y con muros de concreto de 11 metros de altura, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, le saca ‘pica’ al mundo con la cárcel más grande y moderna de Latinoamérica.

El complejo carcelario, construido en menos de siete meses, vuelve a poner al polémico mandatario salvadoreño en boca de todos, en especial de los organismos de derechos humanos que cuestionan, más que sus intenciones, los métodos con los que ha enfrentado a la delincuencia de ese país.

Para su construcción se adquirieron 236 manzanas, aunque el área de construcción de lo que son las celdas y centro de control es de 33 manzanas. El resto forma parte del complejo carcelario, que está alejado de cualquier ciudad y que además cuenta con su propia planta de agua y electricidad.

Por su extremada seguridad, “sería imposible que salga un reo”, le explicó un oficial a Bukele mientras le mostraba la prisión, que funciona con cuatro anillos externos. Las celdas fueron hechas con acero reforzado. Cada una tiene dos albercas con agua y dos inodoros, por lo cual los pandilleros condenados solo podrán salir de los barrotes para trabajar dentro de la penitenciaría, o asistir a sus audiencias con la justicia en una sala virtual (es decir, no hay necesidad de salir a una corte o juzgado).

En cuanto a las celdas de castigo, estas no tienen acceso a luz natural ni artificial y están diseñadas para cuando haya disturbios o peleas dentro del penal. Según Bukele en esta, la cárcel más grande de todo el continente, estarán los más peligrosos de todas las pandillas, altos mandos, gatilleros y demás miembros de dichas estructuras criminales.

¡Se les ven hasta los pulmones!

La tecnología para ingresar a la cárcel es de punta, con escáneres muy potentes. “Se pueden ver los pulmones”, advirtió el presidente, a lo que un guardia le explicó que esto permite garantizar que nadie ingrese nada dentro de sus cuerpos.

Existe, además, un área de armería, que les da a los guardias protección máxima ante cualquier disturbio que se presente. También habrá acciones de inteligencia y contrainteligencia para que no salga de la cárcel ninguna orden o comunicación al exterior.