Sentado dentro de su picantería, mientras observaba cómo avanzaban los trabajos de reparación del local, Wilson Manzaba hacía cuentas de las pérdidas económicas sufridas. Su negocio fue uno de los afectados por la onda expansiva generada por la explosión de una camioneta cerca de la 'Peni' (Penitenciaría del Litoral)

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Según el comerciante, los arreglos podrían costarle de 2.000 a 3.000 dólares, ya que se dañaron varias planchas del tumbado, accesorios de la cocina, las puertas de vidrio del ingreso y el acondicionador de aire.

“Además de eso, el jueves no se pudo abrir, hoy (viernes) tampoco, perdiendo más dinero porque ha sido imposible recibir a los clientes”, lamentó.

Recién tiene previsto reanudar la atención al público el sábado 15 de marzo, luego de arreglar lo más indispensable para preparar la comida.

Reveló también que pudo haber resultado herido, ya que antes del momento del estallido estaba por salir a comprar mariscos, pero se le quedó algo dentro y tuvo que regresar. “Como tuve que volver a entrar, me alejé de la puerta. Por eso me salvé. Si no, quizás me habrían caído los vidrios”, comentó.

Otros tres locales quedaron con afectaciones. Todos están ubicados frente al centro carcelario, en la vía a Daule, al norte de Guayaquil, hasta donde llegó la onda expansiva.

La dueña de una tienda mostró que se rompieron las puertas de vidrio de una de sus neveras industriales. Lo mismo pasó con una vitrina. “Por suerte tenía otro mostrador, pero el congelador sí se dañó”, detalló.

Vieron motociclistas sospechosos

Quienes trabajan en el sector dicen que las dos noches anteriores al atentado del jueves por la madrugada, vieron a dos motociclistas circulando y observando el área de manera sospechosa.

La Policía Nacional continúa haciendo una revisión de cámaras, para identificar a los implicados.

Así estaban los alrededores de la Peni

Fuera del establecimiento penitenciario, este viernes, un día después del acto criminal que segó la vida de un guía carcelario, en las cercanías continuaban recogiendo las piezas automotrices que por el estallido se desprendieron de la camioneta y los otros cinco carros afectados.

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Adicionalmente, trabajadores del servicio de energía eléctrica seguían reparando una red de cables que igualmente se dañaron, como consecuencia de la explosión.

En la vereda aún se veían manchas ocasionadas por la incineración de los automotores.

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