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Guayaquil: Adriana tiene todo para la comodidad de familiares y pacientes
Adriana y su esposo tienen un negocio donde atienden las necesidades de pacientes y familiares del hospital Guayaquil
Adriana Pin ha logrado encontrar su ‘nicho’ de mercado: los familiares de los pacientes internados en el Hospital de Especialidades Dr. Abel Gilbert Pontón, más conocido como Guayaquil, ubicado en el suroeste de la urbe porteña. Con colchas, pantalones, pantuflas y hasta colchonetas los atiende y consiente.
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La mujer, de 32 años, quien junto con su esposo emprendió en el local hace dos meses, asegura que el éxito del establecimiento se debe a la observación minuciosa de las necesidades de quienes transitan por allí.
“Hay que estar ‘pilas’ siempre”, dice entre risas la comerciante. Ella recuerda que fue su esposo quien dio el primer paso en la conquista de ese público.
Ella relata que su pareja había iniciado con una pequeña carreta en la que ofrecía productos muy parecidos a los que ahora tienen en el local. “Así trabajamos algunos años, hasta que decidimos establecernos aquí”, indica.
¿En dónde y en qué horario atiende el negocio de Adriana Pin?

La pequeña familia encontró la oportunidad en un espacio frente a la casa de salud que abre desde las 08:00 y cierra cerca de las 21:00, a diario. “Pareciera que los parientes de los enfermos vienen preparados con todo, pero siempre hay algo que les hace falta”, cuenta.
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Sus productos estrella son los calentadores o pantalones largos para mantenerse protegido del frío del hospital. Las telas, en cambio, son las que más resaltan: tiene de todos los colores y tamaños, para cada tipo de gusto.
“Eso no es todo. También hay buzos, pañales, productos de aseo, gorros, medias, bufandas y hasta colchonetas. Lo mejor de todo es que las vendemos a buen precio, porque se entiende que el bolsillo no aguanta gastos, peor aún si se tiene un familiar internado”, sostiene.
La colchoneta mencionada, disponible en diversos diseños, se ha convertido en una solución práctica y accesible para quienes deben pasar la noche en el hospital acompañando a un paciente. “Cuesta 5 dólares y créame que es mucho más cómoda que dormir en el piso. Somos los que atendemos las emergencias de la gente”, finaliza Adriana.
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