La mañana del 12 de agosto, en la ciudadela Las Garzas, en Guayaquil, nueve ficus fueron podados de manera drástica. Para la noche, las imágenes ya circulaban con fuerza en redes sociales, generando indignación: bajo las luminarias del sector, decenas de aves aparecían inmóviles sobre los adoquines, a los pies de los troncos mutilados que hasta ese mismo día habían sido su hogar.

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Parecían estatuas, como si la confusión las hubiera congelado. Unos cuantos revoloteaban sin rumbo, desorientados por la luz artificial, incapaces de hallar la calidez y la oscuridad que antes les ofrecía el follaje. Al menor ruido, todas alzaban vuelo en estampida, sin lograr conciliar el descanso.

La escena despertó alarma y empatía entre los vecinos, que no tardaron en organizarse. La tarde del viernes 15 de agosto, miembros de los colectivos Proyecto Sacha y Rescate Animal Ecuador, junto a moradores de la ciudadela, improvisaron una medida de emergencia: instalaron “puentes” de caña guadúa entre los troncos que quedaron en pie, con la esperanza de dar a las aves un lugar seguro donde posarse.

“Hoy estuvimos junto al colectivo animalista La Revolución Animal y vecinos de Las Garzas, después de la tala indiscriminada que sufrieron los 9 hogares de cientos de aves que dormían ahí. Junto a más personas estuvimos ‘tejiendo’ puentes entre los troncos que quedaron, para darles una alternativa de percha al dormir”, explicó Proyecto Sacha en un comunicado difundido en sus redes sociales.

Los activistas aclararon que la solución es temporal y apenas da un margen de unos diez días para que las aves encuentren un nuevo refugio. En Las Garzas, la presencia de gatos ferales y domésticos agrava la situación: si los pájaros intentan dormir en el suelo, quedan expuestos a ataques.

Municipio de Guayaquil denuncia poda de árboles en Las Garzas

Mientras tanto, el Municipio de Guayaquil avanza con el proceso legal. El cabildo presentó una denuncia ante la Fiscalía del Guayas por la poda ilegal de los ficus, sustentada en el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal, que sanciona los daños graves a la flora y fauna silvestres.

La Dirección General de Ambiente elaboró un informe técnico que confirma el daño: los árboles eran refugio, dormidero y sitio de descanso para especies como el mosquero picudo, vaquero brilloso, cacique lomiamarillo, carpintero carinegro, clarinero coligrande y vaquero gigante.

Lo que alguna vez fue un corredor verde dentro de la ciudadela, ahora se transformó en una zona de troncos desnudos y aves errantes, que siguen buscando un lugar seguro donde dormir.

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