Este domingo 17 de marzo de 2024 se contabilizan 221 días desde el asesinato del candidato presidencial Fernando Alcibiades Villavicencio Valencia y aún no existen confirmaciones oficiales de si hubo o no algún tipo de error de parte de la Policía Nacional, pese a que ha quedado expuesto que miembros de Inteligencia conocían que una facción de Los Lobos, presuntamente liderada por la procesada Laura Castillo, planificaba el hecho mientras era vigilada por agentes de una unidad Antinarcóticos.

Esto ha sido ratificado durante la audiencia de evaluación y preparatoria de juicio celebrada en Quito a finales de febrero, en la que cinco personas fueron llamadas a la siguiente etapa del proceso (ver infografía). En esa diligencia se reveló que, además de la fuga de uno de los criminales en una moto, determinaron que en el vehículo de los sospechosos había una camiseta blanca con la imagen de campaña de Fernando Villavicencio, por la lista 25.

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Esa acción se desarrolló a las 14:40 del 9 de agosto de 2023. Es decir, un poco menos de cuatro horas antes de que asesinaran a don Villa. Lo que no se expone en el expediente virtual es que si esos detalles, que iban de la mano con la información conseguida durante las vigilancias, fueron puestas en conocimiento de otras dependencias policiales, como la Dirección General de Inteligencia (DGI) o la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased), para que ayudaran a esclarecer si los indicios detectados correspondían a una amenaza inminente.

Es por ese motivo que en la ceremonia para recordar el mes del crimen de Villavicencio, su amigo y reemplazante en la papeleta electoral, el periodista Christian Zurita, cuestionó el accionar de los investigadores y aseveró que la Policía conocían del plan para asesinar al candidato presidencial. Según Zurita, además de las alertas que hubo horas antes del crimen, los agentes habían realizado escuchas telefónicas en las que se hablaba de la planificación del asesinato. ¿Qué hizo la Policía para evitar el hecho violento? Es lo que se cuestionaba el comunicador y lo que EXTRA había consultado a la Comandancia General, sin que llegara respuesta.

Para el coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), Renato Rivera, suele que ocurrir que entre investigadores de equipos de Inteligencia exista, además de desconfianza, celo profesional, lo que puede llevar a que no se comparta información relevante. Él no podría afirmar si eso lo que sucedió, pero señala que son cosas que pasan en la institución, sobre todo porque hay competencia entre unidades.

“Antinarcóticos tiene mucho prestigio y eso ha llevado a que (sus agentes) trabajen de manera autónoma, pero eso ha creado descoordinación”, explica. Rivera considera que para evitar estas situaciones e incluso especulaciones, Asuntos Internos debería dejar claro lo que ha sucedido y trabajar de la mano con la Contrainteligencia policial.

Él recuerda que tras el asesinato de Villavicencio, el entonces ministro del Interior, Juan Zapata, dijo “que iba a compartir toda la información (relacionada con el crimen) y luego dijo que solo entregaría un oficio, porque la investigación se iba a llevar a la interna”. El coordinador del OECO enfatiza que la Policía debe rendir cuentas ante la ciudadanía, porque estamos en una democracia.

Nelson Yépez, analista en temas de Seguridad, señala que conoce de cerca el trabajo de los investigadores y, para él, es probable que los agentes de Antinarcóticos no hayan compartido información porque antes buscaban comprobar que los hechos hacia los que apuntaban eran ciertos. El especialista comenta que algunos jefes policiales, antes de consultar con sus pares, esperan tener certezas. No obstante, indica que esta es un oportunidad para que la Policía busque crear una unidad de Inteligencia que trabaje de manera integral, con las mejores personas de cada grupo, para todo tipo de delitos: corrupción, delincuencia común y organizada, entre otros.

Yépez precisa que en el caso Villavicencio, al conocer de un posible atentado en su contra, lo ideal hubiera sido notificar a una entidad superior, para que esta designe investigadores exclusivos para esa causa o, por el contrario, al notar que había una vida en riesgo, cambiar el eje de la investigación, dejando por un momento de lado la indagación por tráfico de drogas y dedicarse a esclarecer lo que en ese momento era una alerta de atentado. El experto deja claro que, de existir una Inteligencia integral, los delincuentes y criminales tendrían más cuidado, porque sabrían que hay un trabajo en conjunto, que podría generar una mayor eficacia.

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