Los ceviches de Judith Perea, de 58 años, los ‘tumbacatre supremo’, vienen con su respectiva advertencia: “la cama tiene que ser de guayacán” porque, de lo contrario, la rompe.

Este platillo es el más vendido del menú del Panal del Marisco, negocio administrado por la mujer y algunos de sus familiares, entre ellos, sus hijos.

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El olor a los alimentos de mar es lo que conduce hasta el puesto de Judith, mismo que ha sido el ‘huequito’ marinero del mercado de Sauces 9 desde hace 23 años. Allí no es necesario, ni siquiera, verlos porque es algo que se ‘olfatea’ a metros de distancia.

El puesto 13 es el sitio en el que la mujer que con entusiasmo y amor, según comenta, prepara algunas variedades de ceviches, arroz marinero y parrillada de mariscos. Este último, dice Judith, nació como un invento de consumo personal. Luego, notó que era una buena adición para su menú.

“Uno de mis hijos me dijo ‘mami, hágase unas conchas asadas’. Luego, le fuimos poniendo camarón, pescado, cangrejo, y al final, queso que se lo gratina. Eso es una delicia, y no porque lo prepare yo”, comenta y añade que la orden pequeña cuesta 15 dólares mientras que la más grande está valorada en 20, de la que se alimentan hasta tres personas.

Sus comensales pueden degustar de este platillo desde las 06:30 hasta las 15:00, de lunes hasta domingo. “Yo los atiendo con todo. Si es cumpleañero, le ofrezco cortesía”, dice.

Su ceviche ‘tumbacatre’ (el ‘catre’ hace referencia a una cama), a ‘sota’, es una mezcla de nueve mariscos, y que si lo desea ‘supremo’, lleva diez de ellos a 13 dólares.

El número parece corto, pero cuando Judith dice “camarón, pescado, cangrejo, pulpo, calamar, conchas, ostiones, ostras y churo (caracol de mar)” cualquiera se pierde en la lista que menciona. “Y si lo desea supremo, va con langosta. Con eso, por tanta vitamina, rompe la cama”, dice entre risas.

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Este es servido en una bandeja con el jugo de los mariscos junto con limón, maní tostado, cuatro rodajas de aguacate, salsa de tomate y mostaza.

“Mi satisfacción es que los clientes me digan que vuelven por mi sazón. Pero mi secreto, más que la sazón, es el cariño que se le pone a la comida”, afirma la ‘Negrita del sabor’, como se autodenominó.

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