Entre jueves y viernes se han efectuado operativos en la metrovía para controlar el uso de la mascarilla y que las unidades circulen con el 50 % del aforo de pasajeros (20 de pie y 37 parados).

La intervención, al parecer, ha dado resultado en las estaciones de las tres troncales, pero el panorama es diferente en la mayoría de las paradas.

Los usuarios se quejan porque ahora deben esperar hasta una hora para lograr embarcarse, cuando antes lo hacían en cinco minutos.

Cuestionan que se hable de restricciones para evitar los contagios, pero que esté permitida la presencia de vendedores ambulantes que ofertan sus productos sin mascarilla.

Los pasajeros insisten en que deben buscarse otros mecanismos que generen menos afectación al pasajero.

Una de las sugerencias es que entren a operar los alimentadores y articulados. “Significará una menor presencia de personas en las paradas”, sostiene Carlos Cedeño, quien recurre a la metrovía para dirigirse a su trabajo, ubicado en Mapasingue Oeste.

Antonio Morán comenta que de las pocas veces que se moviliza en metrovía se ha dado cuenta que faltan más unidades.

Kary Calderón habita en Mapasingue Este y cerca de su casa hay una parada. Sin embargo, la mujer prefiere tomar un taxi, por considerar que no hay las garantías en la 'metro'.    

El usuario Luis Alberto del Cioppo considera que otra de las falencias es permitir que los guardias determinen el número de pasajeros que deben ingresar a las paradas.

El gerente de Metroquil, César Carranza, señala que solo 94 de los 300 articulados están operativos. “Trataremos de recuperar unas 16 unidades más. Las demás requieren de mantenimiento, pero la pandemia nos ha dejado una deuda de cuatro millones”, indica.

Carranza no cree que pronto puedan laborar los alimentadores, “si aún nos falta pagar los sueldos a los choferes”.