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El clan de monos que reina sobre un aparcamiento en Florida

Los monos verdes son sociables, inteligentes y los primates más consentidos de este estado de EE. UU. una docena de ellos llegó de África en 1940 y desde entonces la especie ha sobrevivido en una colonia única.

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Un mono vervet come este miércoles en un manglar cerca del aeropuerto internacional de Fort Lauderdale-Hollywood en Dania Beach, Florida, EE.UU. CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH / efe

Como si se tratase de los anárquicos simios del Libro de la Selva que secuestraron a Mowgli, la tropa de monos verdes que se ha apoderado de un estacionamiento de Dania Beach, en el sur de Florida, se desplaza entre árboles, posa con alboroto sobre los coches y acepta con descaro el tributo de alimentos que les traen habitantes locales y curiosos.

Son, sin duda, celebridades locales y los primates más consentidos del estado de Florida, tan riguroso en la eliminación o captura de especies no nativas o invasoras, un calificativo, este segundo, que supone un agravio a esta colonia de monos sociables e inteligentes que nunca se han mostrado agresivos con los humanos.

DESCENDIENTES DE MONOS ESCAPADOS DE SUS JAULAS HACE 70 AÑOS

Desde finales de la década de 1940, después de que una docena de monos verdes traídos de África escapara de una granja para chimpancés ya clausurada, estos pequeños monos de rostro negro y pelaje gris han vagado libres por una zona de manglares en las inmediaciones del aeropuerto de Fort Lauderdale, al norte de Miami.

Hoy, unos 40 simios descendientes de aquellos escapados del criadero Dania Chimp Farm pueblan en cuatro grupos una zona de 600 hectáreas donde se han adaptado como si fuese el hábitat original africano.

Han hecho su reino de este cerrado territorio pantanoso de manglares y densa vegetación, algo que no les impide bajar de los árboles a socializar con los humanos que se acercan a los estacionamientos a sacarles fotos, contemplar sus correrías o darles comida, pese a que esto último está prohibido.

Lo que más les gusta es la fruta fresca, especialmente las bananas y los mangos que les da la gente, aunque comen también lagartijas, insectos, hojas y ciertos capullos de flores de los manglares, dice hoy a Efe Deborah "Missy" Williams, profesora de Ciencias de la Universidad Lynn, quien lleva estudiando desde 2013 a esta colonia única de monos vervet (Chlorocebus pygerythrus).

En uno de los aparcamientos de la empresa de alquiler de automóviles Hertz en el aeropuerto, una veintena de monos se arremolina en un instante para disfrutar de los frutos secos que extiende en el suelo un trabajador cercano al parking.

El macho alfa del grupo propina alguna que otra tarascada al resto para imponer su autoridad y el privilegio de elegir primero, pero hay comida para todos.

UN FESTÍN DE COMIDA QUE PRIMERO HUELEN

Un nuevo visitante les agasaja con un festín de pistachos y nueces variadas. La tropa de monos no duda y se abalanza sobre ellos, pero, por muy apetecibles que les parezca, siguen un ritual refinado: los atrapan con las manos y huelen antes de ingerirlos.

Uno de los cuatro grupos de simios, el que ha estudiado más a fondo Williams, habita un manglar de 6,5 hectáreas contiguo a uno de los aparcamientos del aeropuerto. Está cercado y solo se accede a él a través de una cancela con candado.

Son un grupo de 16 monos y "todos ellos tienen sus nombres, a veces adecuados a su personalidad", dice la profesora y fundadora de la organización The Dania Beach Vervet Project, que persigue la preservación de esta "colonia única" de monos considerada por las autoridades "invasiva".

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