Una denuncia ciudadana por un presunto cobro de agua en Santospamba, parroquia Quitumbe, encendió las alertas en plena emergencia hídrica en el sur de Quito. La advertencia se difundió la mañana de este sábado 12 de julio de 2025 y señalaba que, supuestamente, algunas personas estarían exigiendo pagos por el líquido vital distribuido mediante tanqueros en esa zona.

En respuesta, un equipo del Municipio acudió al lugar para verificar la situación. Según informó Quito Informa, en el sitio se constató la presencia de personal de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), a cargo del operativo de distribución emergente. Nilo Naranjo, operador de tanques del sector, indicó que la entrega se hacía con vehículos oficiales y de forma gratuita.

Sin embargo, en otras zonas de Quitumbe y La Argelia, algunos habitantes expresaron molestias por la falta de información, retrasos en la llegada de tanqueros y rumores no confirmados sobre cobros en ciertos sectores. “Una señora contó que sí le pidieron algo, pero no se sabe quién fue. Por eso es importante que haya más control”, señaló un vecino que prefirió no dar su nombre.

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La emergencia por la falta de agua potable afecta a seis parroquias del sur de la ciudad desde el 8 de julio, cuando un deslizamiento de tierra en el páramo del Antisana destruyó parte del sistema de conducción Mica–Quito Sur. El incidente dejó a más de 350.000 personas sin acceso al servicio y obligó al Municipio a implementar un plan de abastecimiento alternativo con tanqueros, cisternas inflables e hidrantes.

Alcalde de Quito, Pabel Muñoz, se pronuncia ante emergencia hídrica

El alcalde Pabel Muñoz, en un video difundido en sus redes sociales, calificó esta situación como “la emergencia de agua potable más grande que ha tenido Quito”. Según explicó, el deslizamiento cubrió la zona con 600.000 metros cúbicos de tierra, de los cuales ya se han removido entre 80.000 y 90.000. “Esto equivale a unas 18.000 volquetas de lodo. Las condiciones son extremas: lluvias históricas, frío de hasta -4 grados y terreno inestable”, detalló.

Muñoz señaló que los esfuerzos se han triplicado: actualmente operan más de 40 tanqueros (cuando el día anterior eran 28), se han instalado cinco cisternas inflables (bladders), se activaron hidrantes y se reforzó la logística. “Hoy casi todos los tanqueros tienen GPS. Van acompañados por un agente de control, un funcionario de EPMAPS y su conductor, para dar seguridad y responder inquietudes”, dijo.

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Aunque el Municipio asegura que el operativo avanza y que la situación mejora día a día, muchos vecinos aún enfrentan largas filas, recorridos inciertos y una alta dependencia de tanqueros. En barrios como Nueva Aurora, la comunidad ha optado por autogestionarse con un ojo de agua natural que habían protegido años atrás. En otras zonas, colectivos civiles promueven campañas de donación de agua embotellada y víveres básicos para personas vulnerables.

La reparación total de la tubería podría tardar entre 10 y 12 días, dependiendo del clima y las condiciones del terreno. Mientras tanto, persisten la incertidumbre, la tensión social y los llamados a mantener vigilancia ciudadana sobre el abastecimiento de un recurso que, en estos días, se volvió escaso y más valioso que nunca.

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