Wendy Nava subió al primer piso de su domicilio para recoger las últimas arepas que iba a servirle a su marido, pero de repente escuchó cuatro disparos.

La mujer bajó asustada y al llegar al portal del inmueble se encontró con el cuerpo ensangrentado de su conviviente Javier Alfonso Segarra Carrillo, de 26 años. Estaba inconsciente en el piso con varias heridas de arma de fuego.

El hecho violento ocurrió cerca de las 22:15 del jueves 8 de julio, en la vivienda que alquilaba la pareja de venezolanos en las calles Juan X. Marcos y la H, en el cantón Bababoyo, donde también vendía chuzos en una carreta.

La primera acción de Wendy fue pedir ayuda a un taxista para trasladar a su esposo al hospital del cantón riosense. Pero, al llegar a la casa de salud, los galenos confirmaron que el chamo ya no tenía signos vitales.

Tras recibir la noticia, la señora se descompensó mientras era consolada por sus amigos. “Él estaba comiendo cuando llegaron a matarlo, imagino que quiso correr porque cayó cerca de la entrada.”, refirió la viuda.

En noviembre, los esposos iban a cumplir dos años de residir en el país, y apenas hace un mes iniciaron su emprendimiento con la carreta de chuzos.

Según la testigo, el negocio estaba prosperando, aunque también tenía sus días no tan buenos. “Teníamos una nena de tres años y él crio a un niño que tuve en un primer compromiso”, contó la viuda.

La mujer desconoce los motivos del ataque. Solo alcanzó a ver al presunto asesino que huyó en una motocicleta. A la víctima no se le llevaron sus pertenencias y tampoco el canguro que tenía sujetado al pecho.

La policía descartó el robo, por eso busca información que ayude a determinar el móvil del crimen.

Personal de Criminalística trasladó el cadáver a la morgue para que determinen cuántos disparos acabaron con la vida del migrante venezolano. (TOF)