Al COVID-19 no se lo podrá controlar en Guayaquil a través de la represión, sino con medidas técnicas, que deberían ir de la mano con una campaña masiva de concienciación preventiva

En ese criterio coinciden ciudadanos y médicos, a quienes no les “cuadra” que, por un lado, se considere sanciones económicas a los propietarios de viviendas que organicen fiestas, mientras se autoriza la atención en hoteles y locales de eventos, argumentando que esos sitios están en la capacidad de cumplir con los protocolos de bioseguridad y de respetar un aforo máximo de 25 personas.

“Por un lado hablan de sanciones por no usar mascarillas, pero se ‘autorizan’ tumultos en ciertos sitios ¿Quién controla eso?”, manifiesta el comerciante Belisario Yánez.

Cita como ejemplo la falta de control ante las permanentes aglomeraciones en calles, centros comerciales, mercados de abastos y en la transportación pública.

El infectólogo Federico Cabrera está asombrado por la disposición municipal y del Comité de Operaciones de Emergencia (COE).

“¿Usted cree que en un hotel van estar separados a dos metros y usarán mascarillas?”, preguntó Cabrera. Él se respondió: “No. La gente van a tomar un trago juntos, a departir, más aún si a los tiempos que se ven”, añade.

Considera que el mensaje contra la propagación del coronavirus se difunde de manera antitécnica, lo que a su criterio genera confusión y reacción, mas no una acogida positiva de la comunidad.

“No estoy en contra de la prevención o protección, pero a la población primero hay que educarla y explicarle por qué se prohíben los eventos masivos”, puntualiza.

Cabrera opina que la población 'guayaca' no ha sido preparada para el distanciamiento social, y es ahí donde también debe fortalecerse.

Mientras el epidemiólogo Francisco Andino dice que la medida que ha tomado el Municipio es pertinente, pero no aplicada adecuadamente “porque nada sancionatorio cambia la estructura de la gente, sino la comunicación y educación”.

“No concuerdo con que se apliquen acciones pecuniarias, porque eso genera una reacción social, más aún que la gente está golpeada por el desempleo y las deudas”, puntualiza el exministro de Salud.