Cada año, Transparencia Internacional evalúa a América Latina y el Caribe la forma en que perciben sus ciudadanos el tema de corrupción. Estar limpios de este problema significaría sacar 0 y haber empeorado sería sacar los 180 puntos, que es la calificación máxima. Es decir, el rey entre los corruptos.

El último informe corresponde a 2017 y mide datos analizados entre 2015 y 2016. En el listado se incluyen 23 países, empezando desde la punta con Argentina y llegando muy cerca de Estados Unidos con México.

En este ranking de los más a los menos corruptos, Ecuador se ubica en el puesto 32 con 117 puntos. Aunque a nuestros dos países vecinos les va mejor: Perú y Colombia sacaron 96.

Claro que si hay algo que destacar es que Uruguay está entre los menos corrompidos de la región con una calificación de 26. En esa misma línea está Chile con 26 y Costa Rica con 38. Pero si buscamos al más limpio entre los limpios, ese país no es ni latino ni caribeño, está en Europa y es Dinamarca con solo 2 puntos.

Entonces cabe hacerse una pregunta: ¿De dónde sale tanta corrupción de este lado? Pues los mismos habitantes lo explican: al pagar sobornos para acceder a servicios públicos. Por lo tanto, en donde más se paga para las ‘colas’ son los hospitales, las escuelas, para obtener un documento de identidad y la policía.

En ese sentido, son quienes nos representan en la Asamblea o están en las calles brindando seguridad, quienes son percibidos como instituciones donde este mal no descansa. Por lo que se cree que todos o casi todos han caído en corrupción.

Este es el orden en que se los ubica: policía, parlamentarios, municipios, presidente, jueces y magistrados, empleados públicos, hacienda pública, empresarios y líderes religiosos.