El crimen de Cristhian Miguez, un taxista a quien lo asesinaron de un tiro en la cabeza, en Chilibulo, en el sur de Quito, continúa desvelando la situación de inseguridad en la que viven las cooperativas que operan en esta zona.

Dos semanas luego del asesinato (18 de noviembre), una persona cercana a la víctima contó a EXTRA que Miguez había tenido un problema con el presunto líder de una banda criminal, quien se habría adueñado de la compañía y estaría extorsionando a los conductores hace más de un año.

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Según el informante, este individuo les pedía 50 dólares anuales y luego les cobró 2 ‘latas’ diarias para que trabajaran con normalidad. Caso contrario, les quitaba el puesto o no los dejaba circular.

Durante una reunión, hace cinco meses, Miguez le habría reclamado al supuesto extorsionador para que dejara de cobrarles dinero. En respuesta, este le había dado un puñete y se fueron de golpes.

El delincuente lo amenazó de muerte y antes de retirarse le rompió los vidrios del taxi.

Desde entonces, el conductor dejó de trabajar en la ruta por miedo a que le pasara algo hasta que, a finales de octubre, volvió a su puesto, presuntamente porque la persona que lo amenazó habría caído a ‘cana’.

Investigación

Estuvo dos semanas tranquilo hasta que nuevamente lo amenazaron de muerte y le dijeron que ya no debía trabajar.

El sábado 18 de noviembre Miguez hizo una carrera a dos personas desde la parada de la Magdalena hasta Chilibulo.

Cuando circulaban por la calle que lleva el mismo nombre le dispararon en la cabeza. Según la Policía del sector, uno de los pasajeros que iba en el asiento de atrás apretó el gatillo. Sin embargo, la persona que conocía a la víctima mencionó que un sujeto que iba en una moto cometió el crimen.

La Policía del Distrito Eloy Alfaro no quiso dar una declaración para contrastar la información, pero EXTRA tuvo acceso a un informe del 15 de agosto de 2023 en el que un oficial solicita que se realice operativos frecuentes, organizados y, sobre todo, resguardados en los lugares donde operan cinco cooperativas de taxis informales “por ser, en algunos casos, cómplices de actos delictivos y también por prestar servicios en vehículos robados o clonados”.

Ana Minga, perfiladora criminal y experta en crimen organizado, explicó que el propósito de las estructuras delictivas con este tipo de extorsiones no solo es meter miedo o quitarles dinero a sus víctimas.

Según ella, las ‘vacunas’ son un mecanismo para territorializar y adueñarse de las zonas. “Es para ponerle casita con nombre de la banda”.

Minga añadió que al apropiarse de una cooperativa de taxis, las bandas tienen ventajas como utilizar los vehículos al servicio de los delincuentes para cometer robos, secuestros o repartir estupefacientes.

Además, la experta indicó que es una muestra de poder frente a grupos rivales. 

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