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Diario Extra Ecuador

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Cantos para las almas perdidas

Los curanderos estarán hasta el 6 de enero en la plaza cercana a la Alameda.

El ritual intenta dar calma a los familiares que han perdido allegados en accidentes de tránsito.

El ritual intenta dar calma a los familiares que han perdido allegados en accidentes de tránsito.Ariana Almeida

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Ricardo Calazacón llenó su boca con un preparado ancestral y en de un solo soplido dejó la Plaza República perfumada con agua de colonia y hierbas. Allí, cuatro curanderos montaron una mesa para realizar la ceremonia que ayudaría a cruzar al más allá a las almas perdidas.

El rito inició entre el retumbante sonido de un pequeño tambor y los cánticos de los naturalistas tsáchilas, cuyos atuendos tradicionales causaban asombro entre los transeúntes del sector.

“Esto sirve para mandar a las almas de las personas muertas en accidentes de tránsito o de forma violenta al Pipua, que es el horizonte donde nace el sol”, precisó el sabio.

Bolívar Imbaquingo miraba atónito el ritual, que lo sumergió en sus recuerdos y lo trasladó al día en que murió su esposa, hace ya cuatro años atrás. “Yo les pido a los hijos que no la nombren porque la intranquilizan, que la dejen descansar, pero ellos aún se disputan sus cosas”, relató.

Durante la ceremonia, los curanderos giraban en torno a una mesa, sacudiendo plantas y elevando rezos en la legua tsáfiqui. “Se canta para que se cierre el ciclo”, destacó José Calazacón, otro de los sabios.

¡Tranquilidad espiritual para todos!

Este culto no solo ayuda a que los espíritus crucen hacía el horizonte, sino que también “llenan de paz el corazón de sus familiares”, quienes no entienden por qué su ser amado ha partido.

“Cuando ella murió yo enfermé, tenía bolas por todo el cuerpo. Los médicos no me encontraban nada, así que fui a que me hicieran una limpia y me curé”, contó Imbaquingo.

Para él, la sabiduría ancestral depende mucho de la fe y después del ritual de las almas se animó a participar en una purificación. “Se usa las hojas de la chonta y las piedras energéticas, con esto se aleja las malas vibras”, detalló Ricardo.

A un costado de la carpa, María del Carmen Calderón oraba por el descanso de su hija Maribel. “Fue inesperado. Estaba trabajando cuando una vena se rompió en su cabeza”, dijo.

Ese dolor le ha quitado el sueño hace más de dos años y aún no encuentra la forma de dejarla ir. “Su cuarto está intacto, no he podido guardar nada. Hay días en que olvido que no está y le preparo el desayuno”, confesó la madre.

Según los naturalistas esto se debe a un recargo de energías por lo que es necesario hacer una purificación. “Para quienes necesiten ayuda vamos a estar hasta el 6 de enero, de 08:00 a 20:00 aquí en la plaza (sector de La Alameda)”, dijo el tsáchila, quien nunca se desconcentró de sus quehaceres espirituales.

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