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Familia

¿Cómo descansar del trabajo y ayudar con las tareas de sus hijos sin morir en el intento?

Llega a casa agotado por el 'camello' y sus chicos están ‘verdes’ con los deberes. Le piden materiales de último minuto. Siente que su estrés y molestia suben; antes de reaccionar mal con sus retoños, cálmese y converse con ellos

madre trabajadora
A veces le toca ser la maestra de sus hijos, pero enséñele a gestionar bien sus emociones.EXTRA

Usted llega a su vivienda ‘‘en las últimas’, pues su jornada laboral fue demasiado agotadora, pero en su hogar sus hijos están enteritos con las tareas. Le toca cambiar de papel, y convertirse en su 'profe', pero no tiene ni fuerzas. 

Por lo general, la persona quiere llegar y descansar, pero en ‘caleta’ el menor le dice: “Mañana tengo que llevar en maqueta el sistema solar”, y no tiene ni los materiales, es más, toca comprarlos en ese momento, rogando que haya un bazar abierto cerca.

(Te invitamos a leer: ¿Y los hijos pa' cuándo?, interrogante que incomodaría a algunas parejas)

“El estrés puede desencadenar un sinnúmero de emociones. No solo hay cansancio físico, también está el mental y emocional, debido a las exigencias del trabajo”, dice la psicóloga clínica y terapeuta Carol Obando.

Debido a esto, la persona puede expresar sus emociones de manera desbordada, entre el enojo y la frustración. En algunos casos, podría experimentar depresión grave.

“Se espera que el hijo adquiera responsabilidad e independencia suficiente para hacer tareas y cuando no es así, la persona puede sentirse frustrada o fracasada”.Erika Alvarado, psicóloga y orientadora familiar

“Quien no sabe regular sus emociones le cuesta delegar o expresar lo que siente, podría ser más propenso a reaccionar mal, pero es más fuerte en casos en los que la persona es cabeza de hogar y no tiene redes de apoyo (pareja, familiares). Estaríamos hablando de individuos que prácticamente tienen dos trabajos, uno en la empresa y el otro en el domicilio”, señala Obando.

  • LÍOS Y DISTANCIAMIENTOS

Dentro de las consecuencias que podrían darse están que los chicos hagan al apuro los deberes, que no aprendan lo que hacen, incluso los padres podrían tener mal genio y pelear entre ellos, pues uno siente que el otro no lo ayuda. Eso afectaría hasta en la intimidad sexual.

Para la psicóloga y orientadora familiar Erika Alvarado, el resultado más doloroso es el debilitamiento del vínculo afectivo padres-hijo. “Podrían afectarse las relaciones familiares futuras”, concluye la orientadora. 

  • EXTRAtips

1. Haga un horario de actividades diarias con sus hijos. Esta acción es preventiva. Lo pueden plasmar en una cartulina que se pegará en un lugar visible para que los niños puedan revisarlo. Explíquele al niño la importancia de cumplir con lo planteado. Incluir tiempos de estudio y de descanso.

2. La técnica del reforzamiento. Premie cuando alcance los objetivos planteados en el horario (no tiene que ser una gratificación material, más bien de atención, afectiva, tiempo).

3. Cerciórese que el niño descanse bien. Que duerma de 9 a 10 horas. También descarte si tiene dificultades en su aprendizaje (concentración, afectación visual, auditiva). Limite el uso de la tecnología de su vástago.

4. Esencial: estar en contacto con la escuela. Hable con los ‘profes’, ver si tienen control de tareas, que los deberes más pesados los realicen en el ‘cole’ y unos cuantos puedan desarrollar en casa.

5. Padres deben expresar y gestionar las emociones. Cuando llegue a su residencia cuente que tiene cansancio (que no sea con ira, sino tranquilamente). Dígales que está agotado y que hay que trabajar en equipo para que todos puedan descansar. 

6. Asimismo, escriba, eso es terapéutico y haga alguna actividad física, esta ayuda a quitar tensiones. Y si está muy molesto, ‘sáquesela’ del cuarto, la ira podría llevarlo a decir o hacer cosas que lastimen a su descendencia y podría darse un distanciamiento o resentimiento.

“El cansancio explica el malestar emocional, pero no justifica las reacciones contra los más pequeños, es clave la inteligencia emocional”.Carol Obando, psicóloga y terapeuta

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