Lavar carros, fórmula antidesempleo

Cuando Iván Mestanza Banchón se quedó sin trabajo, no lo pensó dos veces e instaló una bomba y con una manguera afuera de su vivienda empezó a ofrecer el servicio de lavado de carros; “mientras salía algo formal”, pensó. Ha pasado más de una década, y después de muchos currículos enviados a cuanta oferta laboral se presentaba, Iván sigue con su lavadora de vehículos afuera de su casa.

“Ya a mi edad nadie me quiere dar trabajo. La situación está difícil y no sale nada”, refirió. Tiene 47 años y desde que salió de su último empleo en una empresa de plásticos, ha mantenido a su familia (esposa y cinco hijos) con lo que genera la ‘lavacarros’, donde se cobra tres dólares por el servicio y que, en los últimos años, pese a la prohibición de hacerlo en la vía pública, se ha proliferado en el sector Casitas del Guasmo.

Mestanza reconoce que la actividad que realiza, por no hacerlo en un local, está prohibida por la Municipalidad; sin embargo exige su derecho al trabajo, a tener una vida digna, y esa labor también ha dinamizado el sector, ya que además de generar empleo, pues contrata ayudantes, otros vecinos han seguido sus pasos, por lo que se puede decir que la avenida Hugo Cortez, es la ‘calle de los lavacarros’.

Jaime Montoya, es otro de los casos en el que la actividad de lavado de autos tiene un denominador común: la falta de oportunidades laborales. Él fue repujador en un taller de aluminio, pero una vez que este negocio quebró, buscó la manera de solventar los gastos de su familia, conformada por su esposa y sus dos niños. Fue comerciante ambulante en la bahía, pero al ver que esa actividad era “muy perseguida por los municipales”, buscó otra manera de generar ingresos. Hace un año ofrece el servicio de lavado, y coincide con Mestanza en que la labor no genera riqueza, pero les permite subsistir.

(KSG)

Ordenanza

El Municipio prohíbe el uso de la vía pública para realizar actividades económicas sin permisos. Personal del Cabildo realiza operativos de control.