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Desgarradora historia: taxista asesinado en Guayaquil luchaba por la salud de su hija
Sus familiares aún no saben cómo darle la trágica noticia. Detrás del crimen estarían extorsionadores
“Mi hijo se esforzaba porque una de sus hijas tiene cáncer terminal. ¿Cómo le damos ahora esta noticia?”, expresó entre lágrimas la madre de Freddy Richard Chaguay Suárez, el taxista asesinado la noche del lunes 23 de junio en las calles Víctor Manuel Rendón y 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil.
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La mujer llegó la mañana de ayer al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, en compañía de varios familiares, para retirar el cuerpo del segundo de sus tres hijos. Junto a ella estaba la esposa de Freddy, quien, entre sollozos y con la voz entrecortada, rememoró los últimos minutos que compartió con su esposo antes de su muerte.
“Me dijo: ‘Mija, te paso viendo por tu lugar de trabajo (en una farmacia del centro)’. Yo le respondí que sí. Luego me dijo: ‘Mejor tú avanza, ya estoy con dos pasajeros, falta uno’. Había caminado unas dos cuadras, ya estaba cerca del sitio donde él solía estacionarse, cuando escuché los disparos. De inmediato lo llamé al celular, pero no contestaba. Entonces vi a unos hombres disparando al aire y a otro en un carro. Temí lo peor”, relató la viuda.
Al llegar, confirmó sus peores temores: el hombre que yacía en el suelo con varios impactos de bala, junto a su vehículo, era su esposo. Temblando, llamó a sus compañeras de trabajo para pedir ayuda y solicitar una ambulancia.
“Él ya estaba muerto, pero yo quería salvarlo. Tenía como siete tiros. Mi esposo no tenía problemas con nadie, nunca me comentó que hubiera recibido amenazas”, aseguró la mujer.
Freddy Chaguay residía en la quinta etapa de la ciudadela El Recreo, en Durán. Tenía cuatro hijos: dos mujeres y dos varones. Su segunda hija padece leucemia desde hace dos años, y él se esforzaba por cubrir los gastos del tratamiento. Trabajaba en una cooperativa que cubre la ruta Guayaquil-Durán y viceversa.

Compañeros de labores comentaron que si bien ellos no han sido amenazados directamente, los socios y dueños de las cooperativas sí son frecuentemente intimidados por grupos delincuenciales que les exigen el pago de ‘vacunas’.
“La muerte del compañero fue al azar, o simplemente lo vieron ahí y le dispararon. Esto también es una forma de amedrentarnos. No sabemos cuánto les exigen a los dueños de la cooperativa”, manifestó un colega del fallecido.
Otro taxista mencionó que no pueden trabajar con tranquilidad y que temen que otro hecho similar se repita. “Nos toca salir (a trabajar) porque todos necesitamos llevar el alimento a casa. Del miedo no se vive ni se come. Ya este es el tercer taxista asesinado”, añadió el trabajador del volante.
En la escena del crimen, agentes policiales recogieron nueve indicios balísticos calibre 9 milímetros. Según las investigaciones preliminares, los criminales habrían llegado en una moto y luego huyeron en un carro.
El pasado 16 de junio, el taxista Édgar Freire Naranjo fue asesinado en las calles Víctor Manuel Rendón y Lorenzo de Garaycoa. Ese mismo día, a las 14:00, otro conductor fue ultimado en la ciudadela Primavera 1, en Durán. (AEB)