Juan Rodríguez viajó 3.323 kilómetros desde el barrio Ferroviaria, en La Paz, Bolivia, hasta Quito. Su objetivo era encontrar a su único hijo, quien desapareció de su ciudad natal el 2 de octubre pasado.

El hombre dijo que cruzó por lancha, moto, buses y a pie para llegar a la capital. Se demoró cinco días. Luego fue hasta el consulado de Bolivia para pedir ayuda y puso la denuncia en la Fiscalía.

Según el hombre, su hijo, de 14 años, se fue de la casa porque se volvió adicto a un juego de guerras en línea y, al parecer, personas del extranjero lo estaban convocando para algo que él no sabía.

El 13 de octubre, el muchacho le habría enviado un mensaje por Facebook. Le decía que estaba en Quito, pero que no podía dar más detalles porque estaba en peligro.

Luego de la denuncia, Rodríguez se ‘disfrazó’ de indigente y recorrió el Centro Histórico con un cartel en sus manos en el que estaba el rostro de su pequeño. “Preguntaba sobre su paradero, pero me creían loco”, mencionó.

También se juntó con consumidores de estupefacientes y fue allí donde conoció a un colombiano, quien habría visto vagar al menor de edad por las calles 10 de Agosto y Checa. El padre fue con policías y encontraron a su hijo en medio de cinco mendigos, la tarde del lunes.

El mayor Marco Amores, comandante subrogante del Distrito Manuela Sáenz, recomendó a los padres de familia que estén más pendientes con los juegos en línea en los que pasan sus hijos porque “pueden tomar contacto con personas de otros países y pueden ser influenciados para salir de casa”.

Rodríguez presume que a su hijo lo intentaron captar para alguna organización con fines delictivos.