Lesly Alcívar tiene ansiedad. Hace dos semanas recibió mensajes amenazantes por WhatsApp. Le decían que si no pagaba una cierta cantidad de dinero, le iban a matar a ella y a sus hijos. Junto al escrito le adjuntaron unas prendas de vestir que le pertenecían.

Desde entonces, la mujer solo viaja en taxi y por este medio de transporte envía a sus pequeños a la escuela. No puede dormir tranquila y tiene constante miedo.

El Municipio de Quito publicó los resultados de una encuesta sobre la salud mental de los capitalinos en la que se determina que los niveles de estrés han crecido principalmente por los problemas de inseguridad y la falta de empleo.

Daniela Chacón, directora de la Fundación Tandem, quien estuvo a cargo del estudio, explica que en el último año, los ‘chullitas’ han estado expuestos a situaciones altamente estresantes enmarcados en la violencia criminal, lo que ha provocado que los ciudadanos desarrollen depresión, ansiedad y ataques de pánico.

Este último problema lo empezó a sentir Kléver Vásquez desde la semana pasada cuando presenció cómo dos sujetos que iban en una moto le robaron el celular a una chica en el parque La Alameda, en el centro de la ciudad.

“Estaban armados. Me bajé del bus para ayudarla. Lloraba mucho. Desde ese día regreso con temor a mi casa”.

Sin trabajo

La falta de empleo es otro detonante para que los capitalinos terminen afectados en la salud mental. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) la ‘Carita de Dios’ es la ciudad con los mayores porcentajes de desempleo en el país, con una tasa oficial de 8,3 %.

Para mejorar las afectaciones mentales en la población, Chacón sugiere que una de las soluciones es que las autoridades realicen terapias comunitarias en los barrios para que, desde la recuperación de espacios que se han vuelto inseguros, se retome la confianza y la paz.

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