Jorge Ariza se persignó tres veces antes de estampar su voto. Tiene 66 años de edad y madrugó para sufragar, su cédula termina en 9, pero decidió ir desde las 06:30 de este 7 de febrero de 2021 para desocuparse temprano.

Alfredo Jaramillo de 70 años de edad, estaba en la Unidad Educativa Hispanoamérica, sur de Ambato, provincia de Tungurahua, aunque su voto era opcional, aseguró que madrugó como siempre porque tiene la esperanza y la intuición que todas las cosas serán mejores.

Llegó bien protegido con visor, doble mascarilla, su alcohol y esferográfico. También esperó muy paciente hasta que se habilitara la junta donde tocó dejar su voto. 

“Hay una necesidad urgente de cambiar de presidente y de todo el aparataje político. Tenemos la ventaja de estar en democracia y cada cuatro años venir a las urnas para dar nuestro voto. Nuestro pueblo se merece estar mejor”, agregó el adulto mayor.

En la Unidad Educativa Hispanoamérica, sur de Ambato, el proceso se inició con 30 minutos de retraso en algunas mesas. Janio García, delegado del Consejo Nacional Electoral, explicó que ya se preveía que por la pandemia no todos los delegados de las juntas lleguen puntuales y por eso tuvieron que sacar vocales de las juntas y ubicar donde necesitaban.

María Freire, de 68 años de edad, estaba primera en la fila de la mesa 33, mencionó que pese a que madrugó tuvo que esperar 40 minutos. “Vine a votar porque nosotros tenemos el poder de cambiar el país. No podía quedarme en la casa y solo observar”, rechazó enérgica Freire.