Cerca de 100 mil funcionarios, entre militares y policías, estarán dispuestos en los diferentes recintos electorales del país, según las autoridades. Esto con el fin de garantizar la seguridad.

Sin embargo, para tres especialistas consultados por EXTRA existe un nivel de riesgo al que se enfrentan, tanto la ciudadanía como los candidatos a las dignidades que se eligen este 20 de agosto: presidente, vicepresidente y asambleístas. Esto considerando el contexto en el que se desarrollan las elecciones: el crimen de Fernando Villavicencio, uno de los candidatos que buscaba la presidencia.

Para Fernando Carrión, especialista en temas de seguridad, el cuidado para los políticos y la ciudadanía debe medirse –y aplicarse- según dos parámetros.

“El uno es por el candidato y el segundo por la territorialidad por donde el político caminará. Y en esa situación hay que aplicar políticas de seguridad diferenciadas”. A decir de Carrión, esto no solo permitirá la protección de los funcionarios, sino también de la ciudadanía, ya que un potencial riesgo para un político también lo será para la gente.

A cuidarse uno mismo

A este criterio se une Marcel Merizalde, también especialista en temas de seguridad y políticos. Para él, a pesar de los dispositivos de resguardo difundidos por las autoridades, habrá más exposición a ataques este domingo.

“Hay que considerar que las Fuerzas Armadas están ocupadas en garantizar el ejercicio democrático del voto. Es el ciudadano junto a su familia que lastimosamente debe tomar en sus manos la seguridad”, expresa.

Ana Minga, perfiladora criminal, considera que si bien se habló de un contingente policial y militar para estas elecciones, todo es algo muy básico. “Creo que la gente ya no tiene la confianza en las fuerzas del orden porque existe mucha corrupción hasta en los trabajos de inteligencia”.

Juan Zapata, ministro del Interior, dijo que 44 candidatos solicitaron resguardo durante la celebración de estos comicios. En su mayoría, los aspirantes a diferentes dignidades del Estado que serán vigilados son de Esmeraldas, Guayas, Manabí, Cañar y Santo Domingo de los Tsáchilas.