Bryan Chiluisa ha convertido las redes sociales en un libro abierto para mostrar su cotidianidad detrás del volante de su taxi amarillo. Rayan, como se lo conoce en el mundo virtual, enseña los lugares más curiosos que ha encontrado en Quito.

Entre esos relatos se destacan las experiencias paranormales que ha tenido.

El taxista, de 29 años, vive en la Cima de la Libertad, en el sur de la capital. Asegura que tuvo un acercamiento al mundo de lo inexplicable en su adolescencia. “Me gustaba el rock, tenía mi cuarto decorado con esa temática y no sé si eso fue un detonante”, dice.

Un día un espejo se rompió y Bryan guardó un pedazo que lo usaría para mirarse cuando se acicalaba. Pero tal parece que aquel resto lo conectó con el más allá. ¡Tenebroso!

En ese entonces tenía 17 años y observaba sombras que se paseaban en su cuarto. No tenían una forma definida.

Las madrugadas se volvieron interminables porque la parálisis del sueño lo mantenía entre el mundo onírico y la realidad. Sentía que sobre sus piernas ‘caminaban’ bultos negros.

“No parecía grave hasta que escuché una voz que me decía: ‘he venido por tu alma’”. Fue un momento terrorífico. Su padre tuvo que acompañarlo por un tiempo.

Una herencia paranormal

Con su actual acercamiento a redes sociales, Bryan ha decidido rememorar esas experiencias. Afirma que también se convertirá en una suerte de vocero de lo que sus parientes han vivido.

Uno de sus tíos, por ejemplo, desde que tiene uso de razón, ha visto a un niño que lo acompaña. “No le creíamos, pero pasó algo muy grave que nos hizo repensar eso”, cuenta. En una ocasión, cuando regresaron de un paseo, su pariente empezó a delirar.

Tenía fiebre y que decía que veía a un allegado que había muerto. Lo llevaron a la iglesia y parecía como si algo maligno lo hubiera poseído. “Miraba a la cruz y al padre y se burlaba. Cuando le botó el agua bendita, todo se calmó”. 

EXPERIENCIA EXTRASENSORIAL

Christian Cevallos, investigador de lo paranormal, explica que Bryan pudo tener una experimentación extrasensorial. “Es una sensación heredada, ya que la familia de este chico han tenido este tipo de encuentros”.

Cevallos indica que se debe analizar un factor importante: el pedazo de espejo. “Se tiene la idea de que estos artículos pueden ser ventanas o puertas que tienen conexión directa con lo paranormal”.

Agrega que al existir estas percepciones se pueden activar las sensaciones que Bryan experimentó. Pero el investigador dice que tiene que diferenciarse entre la sugestión con la experimentación extrasensorial.

“Lo primero es cuando existe un miedo latente. Pero lo segundo sí es un contacto directo con el mundo de lo inexplicable”, acota Cevallos