Las mujeres del pueblo indígena Kichwa Otavalo, ubicado en la provincia de Imbabura, en la zona norte de Ecuador, tienen arraigada la costumbre de permanecer siempre en su tierra.

(Lea también: Antonio Ante promueve su historia, cultura, gastronomía y moda)

Sin embargo, las tradiciones comienzan a experimentar cambios debido a la influencia de personas como Erika Estrella Ruiz, una joven de 28 años cuyos sueños trascienden las fronteras locales y apuntan hacia horizontes más amplios.

El 14 de marzo pasado, Erika fue destacada por una de las aerolíneas más importantes en Latinoamérica “como la primera tripulante de cabina kichwa” y resaltó que ella “nos enseña que no hay límites y que cuando hablamos de diversidad, el cielo siempre será de todos”.

En diálogo con EXTRA, Erika confiesa que su crianza en la comunidad influyó en su trayectoria. “Mis padres tienen un negocio en Peguche desde hace muchos años. Durante los veranos íbamos a Nueva York y además de disfrutar de las vacaciones, vendíamos artesanías. Desde pequeña aprendí sobre el comercio y el servicio al cliente, lo cual mejoró mi inglés al interactuar con turistas de Europa, Canadá y Estados Unidos”, cuenta la chica.

Luego, sus inicios como profesora de inglés hasta su trabajo como ejecutiva bilingüe en una fábrica la ayudaron a acumular una valiosa experiencia que la ha preparado para enfrentar los desafíos de su carrera actual. Sin embargo, lo que realmente la motivó era “reconectar con mi niña interior que tenía este sueño de ser tripulante de cabina; siempre soñé con eso”.

Incursionar en esta profesión es un hito que resalta su identidad cultural y su dedicación para superar barreras. “Mi historia es como una puerta que se abrió para que vean que sí es posible”, comparte con emoción. Ella fue una de las 20 seleccionadas por Avianca después de una convocatoria entre 3.000 personas.

(Además: Caso Purga: ¿De qué trata el chat con la abogada Mariela Díaz Aragón?)

Estrella añade que el aspirar a una carrera en la aviación le generó un fuerte desafío, como miembro de una comunidad indígena. Sin embargo, su determinación nunca flaqueó. “Jamás dejé que me frenaran o limitaran por mi procedencia, por mis raíces”, afirma con convicción. “Hoy, mis padres y mi pueblo kichwa se sienten bastante emocionados y orgullosos”, dice muy feliz.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!