Los trastornos en su personalidad y los rasgos psicopáticos de un adolescente, de 17 años, pudieron haber motivado el delito sexual que cometió en contra de una menor de edad, indicó el psiquiatra y psicólogo forense Segundo Romero.

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El experto explicó que el muchacho que violentó a su compañera de colegio, cinco años menor a él, podría provenir de un hogar con conductas inadecuadas y entre familiares que se dedican al consumo de droga y situaciones que derivan en delitos.

“De no tratarse a tiempo, este joven podría ser un monstruo en potencia. Puede que lo haya aprendido en su entorno social. Es indispensable que la Fiscalía ordene una valoración psicológica para determinar sus rasgos psicopáticos y de existir, debería estar bajo control porque probablemente cuando sea mayor de edad pueda volver a cometer un delito de esta naturaleza”, afirmó.

El delito sexual cometido en contra de la niña no debería ser catalogado como una actitud inmadura, por tratarse de una persona que aún no cumple la mayoría de edad, aseveró el especialista, y, por lo tanto, no debería ser inimputable, sino más bien recibir una sanción de la justicia por este atroz hecho.

“Es absurdo que no pueda ser judicializado. A los 17 años considero que ya hay madurez mental. La recomendación es que las autoridades deben hacer un seguimiento a este caso”, sostuvo.

El muchacho que atacó a la menor de edad, en julio de 2023 y que le perforó el útero y los intestinos, por lo que la niña permaneció 18 días hospitalizada, estudiaba en el mismo plantel, de un cantón de la provincia de Manabí.

La víctima, quien es la quinta de cinco hermanos, cursaba el séptimo año cuando se suscitó la agresión. A su retorno a clases fue objeto de burlas por parte de sus compañeros, contó su padre.

Yanara Chong, psicóloga y coordinadora del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) de un plantel guayaquileño Nuestra Señora del Carmen, afirmó que en estos casos lo correcto es tomar acciones para tratar de minimizar y mitigar los impactos negativos del estudiante que ha sido víctima y así brindar una compensación con mecanismos que promuevan la solidaridad, compasión y respeto.

“Es importante sitios confortables a lo largo de su vida escolar y fortalecer tanto la responsabilidad social como la respuesta institucional. El bullying (acoso) es un problema en las aulas cada vez más visible”, sostiene.

Por su parte,  el ingeniero Xavier Zapata Liberio, directivo del mismo plantel, recomendó que las horas de recreo y de salidas en unidades educativas donde hay niños y adolescentes, deberían ser en distintos horarios y siempre bajo la supervisión del personal docente.

“En la actualidad es necesario instalar cámaras que tengan el respectivo monitoreo de parte de inspección en cursos, pasillos y patio, pero también es indispensable que el padre de familia conozca las amistades de sus hijos, tanto cuando son niños así como de adolescentes”, señaló. (AEB)

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