“Han sido seis meses de angustia. Este dolor que estoy atravesando ahora no se lo deseo a nadie”, lamentó una joven que la mañana de ayer esperaba en los exteriores del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil la entrega de los cuerpos de su madre y de su hermana.

(Te invitamos a leer: Daniel Noboa, recibido con honores en Argentina por Javier Milei)

Las dos mujeres fueron asesinadas la noche del miércoles 20 de agosto en la cooperativa Proletarios con Tierra, en el Guasmo Sur de Guayaquil. Este sector pertenece al distrito Sur, una de las 12 jurisdicciones de la Zona 8, que hasta ayer registraba 184 muertes violentas en lo que va de 2025.

De acuerdo con testigos, los atacantes llegaron en una motocicleta y dispararon contra las víctimas. Una de ellas, al verse rodeada, intentó huir y corrió más de una cuadra, pero fue alcanzada y rematada en el suelo por los sicarios.

Las víctimas fueron identificadas como Carmen María Obando Valencia, de 40 años, y su hija Jessenia Dayanna Toaza Valencia, de 23.

Según relató la hija y hermana de las víctimas, ambas se dedicaban a la venta de tortillas en el exterior de su vivienda, en el mismo sector donde fueron atacadas. En el momento del crimen estaban recogiendo el negocio.

Dolor de la familia

El dolor de esta familia se multiplica con otros hechos violentos. “Hace seis meses mataron en Esmeraldas a mi hermano Ángel, que tenía 17 años. Cuatro meses después asesinaron a mi otro hermano, Bryan Valencia Blandón, también en la cooperativa Proletarios con Tierra. Ahora a mi madre y a mi hermana; ella tenía dos hijos, uno de dos años y un bebé de tres meses. Éramos seis hermanos y ahora solo quedamos tres”, contó con voz entrecortada la joven.

En el lugar del doble crimen, los moradores prefirieron guardar silencio por temor a represalias. “Aquí no se puede hablar, es mejor ver y callar”, dijo un adulto mayor mientras reparaba una bicicleta frente a su vivienda.

No obstante, una fuente policial confirmó que el sector registra una fuerte incidencia del grupo de delincuencia organizada conocido como Los Lagartos. Algunos vecinos indicaron a los policías que las víctimas presuntamente también estaban vinculadas al expendio de droga en la zona.

“Las organizaciones criminales están destruyendo familias completas, porque en muchos casos el microtráfico se convierte en un negocio familiar”, comentó a EXTRA el investigador policial.

En las dos escenas donde fueron encontrados los cuerpos, uniformados de la Policía Nacional recogieron al menos 10 vainas percutidas de calibre 9 milímetros.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!