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Familiares de mujer calcinada en Esmeraldas quieren llevarse sus restos a Colombia

La hermana de la víctima pide que se investigue este hecho. Cree que la expareja sería la responsable. 

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El lugar donde ocurrió el incendio, el 16 de julio.Cortesía

Era miércoles de madrugada cuando Sandra Echeverri supo que su hermana mayor, Jennifer, de 35 años, había fallecido tras un incendio en Atacames, Esmeraldas.

Desde Cartago Valle, Colombia, ella no daba crédito a los audios que le llegaban por WhatsApp. Hasta que vio una fotografía de la publicación de EXTRA, del 24 de julio, con el título: “Le incendiaron su casa”. Se derrumbó. “No pude pegar el ojo”, lamentó.

Sin saber qué hacer a más de mil kilómetros, Sandra contactó ayer a este Diario. Fue así como se conoció la historia de Jennifer y quién estaría detrás de su muerte -o asesinato-.

Todo empezó el 16 de julio, a las 03:50, frente al parque central Pedro Vicente Maldonado. La casa donde vivía Jennifer, nacida en Colombia, se había prendido en fuego.

Los bomberos de Atacames aplacaron las llamas y más tarde presentaron un informe. Nada revelador. “El origen del siniestro se desconoce”.

La víctima, en cambio, con el 79 % de la superficie del cuerpo calcinado, había sido trasladada desde el hospital Delfina Torres, en Esmeraldas, al Eugenio Espejo, en Quito. El 21 de julio, a las 00:00, la mujer perdió la vida. Pero antes disparó un dato inverosímil...

El parte policial del caso, al que EXTRA tuvo acceso, indicó que “por versiones de la doctora, la persona (Jennifer) había indicado que en la ciudad de Atacames su exconviviente había encendido fuego y al momento de salir de la vivienda sufrió quemaduras graves”.

En ese entonces no se conocía su nacionalidad ni tampoco su familia había recibido la noticia. Y su cuerpo fue llevado a la morgue de la capital.

En el incendio, en Atacames, una persona de 70 años, además de Jennifer, resultó afectada.

Su viaje

El miércoles pasado, ocho días después de su muerte, Sandra, su hermana, se enteró. “Estamos viendo la posibilidad de ir esta noche (jueves) y llegar mañana (viernes) al mediodía”, manifestó. Quiere retirar su cuerpo.

Luego contó que Jennifer tenía dos hijos, uno de 19 y otro de 17 años. Allá, en su tierra, trabajaba en almacenes, restaurantes. Pero el 19 de mayo de 2018, tras el fallecimiento de su padre, viajó a Ecuador con la “ilusión de encontrar algo mejor”. En Esmeraldas la esperaba su consuegro, quien le ayudaría a conseguir un empleo. No pasó.

Su situación era complicada. “Indocumentada”. “La pandemia”. Desde Colombia le enviaban dinero para que comprara un pasaje de vuelta, pero ella se resistía a dejar Atacames, donde se había instalado y también donde conoció a un hombre, quien más adelante se convirtió en su pareja.

Al poco tiempo, ambos tuvieron problemas -contó Sandra-, pues ella había estado en contacto con su ñaña por mensajes. Y en una conversación que hubo hace unos meses, Jennifer le escribió: “Ese hombre que te mostré por Face me ha hecho la vida imposible”.

No solo eso. Aquel sujeto también se comunicó con Sandra para decirle: “Si la quieren, vengan por ella”.

Por esto -y porque una amiga de Jennifer le dijo que “el exesposo puso candado afuera de la casa donde ella vivía y por eso mi amiga no pudo salir”-, Sandra iniciará una denuncia. Exige justicia y que se investigue. Pide que si hay un culpable, este vaya a la cárcel.