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La fiebre del pato kawaii es un éxito de venta en Guayaquil

No llegó nadando por el Guayas, pero se tomó cada semáforo de la Perla del Pacífico. Su creador es Hofman es un artista que lleva su escultura a ríos del mundo para sacar a las urbes de la rutina

PATOS EN GUAYAQUIL
Importadora. María del Carmen Bohórquez, gerenta de la importadora J&D, atiende a una cliente.Christian Vinueza

Las obras del artista holandés Florentijn Hofman han ganado fama por ser esculturas gigantes que, retratando animales, se exponen en plazas de las principales ciudades del mundo o -como es el caso del pato- se exhiben en los ríos. En Guayaquil, ni una de sus réplicas llegó a ‘nadar’ en el río Guayas, pero miles de patos han llegado a manos de vendedores ambulantes, ganando popularidad en el comercio local.

Empezaron a aparecer en las fiestas de fundación del Puerto Principal, en la que importadores de juguetes tan solo pusieron un pato inflable en la avenida 9 de Octubre, sin explicar el trasfondo que tiene la obra que también se lo conoce como el patito kawaii, término japonés que significa “tierno”.

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La venta del pato de Hofman cumplió un mes y ahora es una tendencia, los ciudadanos adhieren a sus gorras, carteras, carros, motos y bicicletas. María del Carmen Bohórquez, gerenta de J&D, contó a este diario, que solo en esta semana la compañía trajo desde China 15 bultos, en cada paca vienen 4.200 patitos y en tres días vendió 14 bultos; es decir 58.800 unidades.

“Nosotros no somos la empresa que trajo por primera vez el pato, fue un comerciante asiático y tras tener éxito otros importadores también hemos traído el juguete; en la actualidad somos varios importadores que estamos trayendo el patito”, agregó Bohórquez.

Pero el guayaquileño, que se caracteriza por ser creativo, ya le ha puesto al juguete viseras elaboradas con fomix; aunque desde las industrias chinas también hay alternativas de los patos de diferentes materiales, hay de caucho para motos o bicicletas con casco, gafas y cadena.

PATITOS EN GUAYAQUIL
Los patitos son un éxito para los comerciantes en Guayaquil.CHRISTIAN VINUEZA.

El juguete en la actualidad se vende en las esquinas de importantes arterias de la ciudad como en Las Monjas y Víctor Emilio Estrada o en la avenida 25 de Julio y Ernesto Albán. E incluso en los puestos de confitería que hay en el parque San Francisco.

Una de las comerciantes del centro de Guayaquil, Mary Quintero, señaló que en un mes ha vendido más de 60 patitos.

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La tendencia también lo confirma otro comerciante, Eduardo Vallejo, él también es uno de los vendedores informales que ofrece el producto desde las fiestas de julio y aseguró tener buenas ventas del juguete que ha llamado la atención hasta en los eventos más formales. La semana pasada una imagen se hizo viral, cuando una observadora del Consejo Nacional Electoral (CNE), en plenos comicios, llevaba uno en su cabeza.

La mayoría de vendedores y clientes desconocen el origen de este pato. No imagina que la tendencia salió de las exposiciones que hace Hofman por el mundo con diversas esculturas gigantes. En Londres puso un hipopótamo a ‘nadar’ en el río Támesis. En Brasil hizo un mono gigante. En Japón realizó una rana de 10 metros. En Suecia expuso un enorme conejo.

En el caso del pato, de 26 metros, fue creado en el 2007 y estuvo en la exposición por primera vez en la bienal de arte en St Nazaire, en Francia. Luego de ello el pato gigante se lo ha llevado a más de 50 ciudades del mundo.

PATITO KAWAII
Mary Quintero luce el pato kawaii en una gorra mientras camina por el centro de Guayaquil.CHRISTIAN VINUEZA.

Negocio. El patito kawaii o la réplica de la obra de Hofman se vende a 1 dólar y ahora en Guayaquil también se inicia a vender el conejo y oso kawaii.

El artista holandés, Hofman, en entrevistas dadas a varios medios internacionales como Condé Nast Traveler contó que se le ocurrió hacer un gran pato de goma, recordando las veces que jugaba en su bañera; pensó que si el mundo es el hogar de todos, el río que cruza por las ciudades es la zona del baño y así fue como se le ocurrió hacer un pato de 26 metros para ponerlo en los ríos del mundo. Y es que a Hofman le encanta sacar a las urbes de la rutina y con su arte provocarles una sonrisa y un tema de qué hablar.

En efecto muchas de las personas que han comprado el patito en Guayaquil han recordado los días en que veían la serie para niños de Plaza Sésamo, donde salía Enrique en una bañera cantando Mi Patito, una escena que los pequeños replicaban en sus hogares.

Dado el éxito de venta que tiene el juguete en la urbe, incluso en Quito, los importadores en estos días sacarán a la venta también el conejo y el oso que así mismo viene con una bincha para sujetarlo en cualquier lugar donde se lo quiera lucir. 

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El patito también está en diademas, un adorno que les fascina a las niñas.Es así, cómo la obra de Hofman, quien no ha venido a Guayaquil ni ha hecho aquí una exposición, atrapó el interés no solo de los niños, sino también de los adultos.