Llegan desde lejos para recibir un plato de comida

Tania García sale de su casa, ubicada en La Colmena, sur de Quito. En los brazos lleva a su hijo, de cinco años, quien padece parálisis cerebral. La madre de 5 niños ha “perdido la vergüenza” y cuando ya no avanza al infante ruega que le cedan el asiento en el bus. Cada día asiste a la Fundación Jonathan. Ahí le brinda el desayuno y el almuerzo. Además de ofrecerle terapias para que su “tesoro” progrese. “Ahora ya está más ‘durito’ antes no sostenía bien la cabeza”, detalló.

Una amiga la llevó por primera vez al lugar y confiesa que ahí ha recibido el apoyo para entender que su niño es “una bendición”.

Luz Curicho se turna con su hija María para asistir al lugar, donde además de terapias, le brindan “alguito para cocinar en la casa”.

No siempre van las dos porque la situación económica les impide pagar dos pasajes. Ellas viven en Chillogallo, sur de Quito y deben tomar dos buses para llegar al Ichimbia, ahí está situada la fundación.

En la mañana del 17 de enero, un yogurt era el refrigerio que se repartió entre los beneficiarios y madre e hija estaban agradecidas.

“Podremos llevar un poco para compartir con mi hijo”, manifestó Luz.

Su otro ‘retoño’ parece epilepsia. Sin embargo, les ayuda con los gastos de la casa cuidando autos.

Cathy Aviles, creadora de la fundación, brinda un plato de comida a 400 personas. La pérdida de su hijo Jonathan la motivo a ayudar a la gente en situación vulnerable. Con los años la casa le “quedó pequeña”, pero la mujer está comprometida a ayudar, mientras pueda hacerlo.