Este jueves 26 de junio debía ser un día de celebración para la familia Vera Párraga. Una de sus integrantes estaba de cumpleaños. Sin embargo, una tragedia los mantiene sumidos en el dolor y la angustia.

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Ericka Beatriz Vera Párraga, la menor de cuatro hermanos, falleció la mañana del martes 24 de junio tras ser aplastada por un contenedor que se desprendió de un cabezal mientras se encontraba en la vía Perimetral, cerca del mercado de Montebello, en el noroeste de Guayaquil.

El cumpleaños de su hija

Su hija mayor cumplía 8 años, pero no hubo fiesta, ni pastel, ni globos; solo lágrimas y desconsuelo. El cuerpo de Ericka era velado en la casa de sus abuelos, en el sector de Paquisha, en la cooperativa Assad Bucaram, parroquia Pascuales.

“Mi sobrina hoy (ayer) cumplió ocho años. Estamos velando a mi hermana, qué tristeza tan grande para todos”, dijo Maribel, ñaña de Ericka, mientras sostenía la fotografía que reposaba sobre el féretro. “Ericka tenía otros dos hijos: un niño de cinco años y una bebita de ocho meses”.

Según relató Maribel, la última vez que vio con vida a su hermana fue el viernes 20 de junio, cuando Ericka, de 24 años, los visitó en casa. Luego regresó al domicilio donde vivía con su pareja, sus hijos y su suegra.

“Sabemos que tanto mi hermana como su pareja consumían drogas. Ella había caído en ese vicio hace algún tiempo. Según nos contaron, ese día regresaba a casa y al parecer intentaba tomar un bus o un taxi cuando ocurrió la tragedia”, explicó.

Confirmaron que era Ericka

La familia se enteró oficialmente del fallecimiento a las seis de la tarde, aunque ya habían visto noticias del accidente en redes sociales. “Nunca imaginamos que era ella. Sentimos pena por lo ocurrido sin saber que se trataba de nuestra propia hermana”, lamentó Maribel.

Una vez confirmada la noticia, los familiares acudieron al Laboratorio de Criminalística para retirar el cuerpo. No obstante, tuvieron que esperar hasta el día siguiente para poder velarla y comenzar los trámites para su sepultura.

Hasta el cierre de esta edición, los restos de Ericka permanecían dentro de un ataúd envuelto en plástico, en la sala de la casa de sus parientes, ya que la familia no contaba con los recursos necesarios para darle sepultura.

“Nadie nos da la cara, nadie se ha hecho responsable. Sabemos que el conductor del cabezal no está detenido”, expresó con indignación otro de sus familiares.

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