Los ‘blancos’ de secuestro mutaron. Las víctimas dejaron de ser solo comerciantes o dueños de abastos. Las bandas criminales ahora van por ‘presas’ más grandes, quienes por su liberación podrían inyectar un mayor rubro económico a sus organizaciones delictivas, que ya no solo buscan subsistir de la droga, afirma Kléber Carrión, fundador de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) y experto en seguridad.

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Una muestra de esto es el secuestro de dos empresarios, el ítalo-canadiense Panfilo Colonico, registrado el pasado viernes dentro de su restaurante, en la ciudadela La Garzota de Guayaquil. La víctima más reciente es Fernando Mario Scippa Dapelo, dueño de una camaronera, su rapto se registró la tarde del lunes cuando salía de su fábrica, en la zona industrial de la ciudadela Panorama de Durán.

Carrión explicó que en esta modalidad delictiva importada desde Colombia, que primero llegó a Venezuela y que ahora está en Ecuador, los delincuentes se dieron cuenta del gran negocio y de la falta de control en las calles y por eso se está volviendo más común.

“También debería existir un control de tránsito, hay que reestructurar la sociedad, no es posible que los agentes no cuenten ni con un matamoscas para repeler el delito”, sostiene.

El oficial en servicio pasivo afirma que como las bandas delictivas se dieron cuenta de que la gente comienza a reaccionar frente a estos hechos y que hay una forma de financiamiento más grande buscan secuestrar a empresarios por los que pueden pagar más de 100 mil dólares.

“Los delincuentes no necesitan de mucha logística, lamentablemente se sociabilizó el secuestro, ya no necesitan el ‘paseo millonario’ a donde a las víctimas las llevan a los cajeros, ahora buscan entradas más grandes. Detrás del secuestro están grupos delictivos vinculados al microtráfico. El secuestro se está convirtiendo en una industria”, afirma.

Scippa Dapelo, de 57 años, es el principal accionista de una empresa dedicada al proceso y exportación de camarón de acuacultura y que empezó a operar en Ecuador en marzo de 2007. A las 16:30 del lunes se movilizaba en su camioneta Ford F-150 cuando fue interceptado por dos vehículos. Los delincuentes lo apuntaron con un arma de fuego, lo bajaron del carro y lo subieron a su automotor.

La camioneta blanca, de placa GSR- 5690, en la que se movilizaba el empresario, fue abandonada en la cooperativa Héctor Cobos, una hora después del secuestro.

“Observamos un vehículo con similares características en el que iba la víctima, estaba estacionado con la ventana del conductor abierta y con un orificio en la puerta delantera izquierda, aparentemente causado por el paso de un proyectil de arma de fuego, por lo que se procedió a realizar un barrido por el sector y sus alrededores tratando de ubicar a los causantes sin obtener resultados positivos”, manifestó una fuente policial.

El comandante de la Policía Nacional, general Fausto Salinas, informa a este Diario que unidades especiales de la Policía están trabajando para dar con el paradero de los dos empresarios secuestrados. “La información la estamos manejando de manera reservada, las unidades están en operación buscando a las personas. El otro ciudadano (Colonico) aún no ha sido liberado, se han hecho pedidos, pero no podemos dar más información hasta obtener resultados”, revela. (AEB)

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