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¡‘Hermano’ ucraniano! Ecuatoriano quiere salvar a su amigo de la guerra

Casi ‘tira la toalla’ porque quisieron estafarlo para sacarlo de Shotska. Su familia está tranquila al tenerlo en casa. Recordó la dramática despedida con su pana.

DIEGO MONCAYO (7928404)
Los padres de Diego lo recibieron con una celebración en casa.GUSTAVO GUAMAN

Diego Moncayo todavía no se acostumbra al país. Ya estaba aclimatado en Kiev, la capital de Ucrania, donde vivió dos años.

Llegó a Quito, la tarde del lunes 21 de marzo, fue el último en escapar de ese país, que soporta desde hace un mes la ofensiva rusa. Su historia se hizo viral porque estuvo varios días en Shotska, zona de conflicto y muy cercana a la frontera con Rusia.

El 15 de marzo fue el día en que la familia de Diego recuperó las esperanzas. Una funcionaria de esa ciudad lo llamó para decirle que se había habilitado un corredor humanitario. “Solo me dijeron que estemos listos”, dice Diego.

Se subieron a un bus con destino a Kiev, él y su amigo Yarik, un ucraniano que, según Diego, lo salvó varias veces y ayudó a soportar los desolados días del conflicto bélico.

A pesar de la alegría de poder salir de la zona de guerra, también había incertidumbre, pues no sabían si las tropas rusas iban a respetar el corredor humanitario.

Sentía desconfianza. Al menos tres veces intentaron estafarlo con la promesa de sacarlo de Shotska. “Me cobraban entre 400 y 500 dólares, pero nos dimos cuenta de que era una estafa”, relata.

La separación

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El ecuatoriano y su amigo Yarik, quien fue retenido en la frontera con Polonia.Cortesía

Pasaron por Lviv, donde pudieron comer algo después de un día de viaje. Continuaron hasta la frontera con Polonia. Allí los amigos se separaron.

“Fue una amarga y rápida despedida. Solo nos abrazamos”, cuenta Diego.

La idea era que Yarik también viajara a Ecuador, pues la familia de Diego lo acogería como un hijo más.

Sin embargo, los soldados ucranianos lo retuvieron, pues “ya podía coger un arma para ir a la guerra”.

Entonces, Diego le dejó su ropa y su dinero, pues el joven ucraniano no tenía nada. Pero no han dejado de comunicarse, sobre todo con Janeth Mendoza, la madre de Diego. “Él dice que quiere una familia y nosotros estamos dispuestos a dársela”, comenta.

Por ello seguirán insistiendo a las autoridades ecuatorianas para traerlo como refugiado de guerra.

A estudiar

Diego estudiaba filología, ciencia que investiga las culturas tal como se manifiestan en su lengua y en su literatura, en la capital ucraniana, carrera que en Ecuador no existe, por lo que deberá elegir otra. “Quisiera irme de nuevo a otro país, pero debo pensar en lo que voy a estudiar aquí”.

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