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La indisciplina ‘juega al pepo’ en La Chala

En esa ciudadela guayaquileña, el ecuavóley y el 'cuarentazo' alborotan a los espectadores. Vecinos no salen por las aglomeraciones en las canchas

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A un costado de quienes practican ecuavóley, se agrupan a jugar cartas. No todos usan alcohol antiséptico durante la manipulación de los naipes. Los vecinos claman por más control.Miguel Canales / EXTRA

A diario, el ecuavóley y el ‘cuarentazo’ se toman el parque de La Chala, suroeste de Guayaquil. Jugadores, mirones y vendedores ambulantes se cruzan con poca distancia, usando mal las mascarillas y, algunos, sin usarlas. Así, el coronavirus puede hacerles la ‘casita’.

Los naipes y el deporte al aire libre son una tradición en este sector, pero parece difícil que todos los moradores incorporen a su costumbre las medidas biosanitarias que buscan mantener ‘a raya’ la pandemia de COVID-19.

Algunos se sientan en los bordillos del sitio de esparcimiento, en troncos de árboles cortados a modo de bancos. Otros llevan una silla de su casa. El problema está en que se conversan pasando por alto que algunos tienen la mascarilla en la barbilla.

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Además, los que participan del juego de azar se intercambian las cartas sin aplicar ningún método de desinfección.

Las últimas medidas de restricción que aplicó el Municipio de Guayaquil, tras la finalización del estado de excepción, permite la apertura de canchas deportivas para uso recreativo, pero sin la presencia de público.

EVITAN PASAR

En medio de quienes se cuidan y quienes no, a ratos suele verse a niños corriendo. También hay adultos mayores que caminan cerca. A Danny Urgilés, por ejemplo, le preocupa la salud de su padre, quien es de la tercera edad y reside cerca del parque.

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El mismo problema se repite con las personas que juegan naipes: 'pegaditos' y sin cubrebocas.Miguel Canales / EXTRA

Él cuida que su progenitor no ande por allí en las tardes, cuando se reúnen los deportistas y espectadores. Dice que los fines de semana suelen llegar más personas, incluso de otros sectores de la ciudad.

“Esos días hay mucha gente. Esto es movido, van y vienen”, comenta. Por eso es que cuando hay estas aglomeraciones, ni de chiste se ‘asoma’ por ahí. Prefiere quedarse en casa hasta la noche, cuando ya se han retirado todos.

Otra vecina, que prefiere omitir su nombre para evitar líos, dice que lo de los fines de semana es incierto, pues hay ocasiones en que se observa la misma cantidad de gente que de lunes a viernes, a veces más, a veces menos. Lo cierto es que ‘salta’ a la vista que el distanciamiento social y el uso de cubrebocas y de alcohol antiséptico no se cumplen en su totalidad.

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Y pese a que existe una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) aledaña al parque, los moradores mencionan que si bien se ejecutan patrullajes en la zona, es necesario que se realicen muchos más para llamar al orden a los desobedientes.

EL COSTO EN BILLETE DE ESTAS ACCIONES

Según informó el Sistema Integrado de Seguridad ECU−911 días atrás, desde el inicio de la crisis sanitaria en el país las incivilidades (aglomeraciones, fiestas, ‘chupas’, escándalos) generaron una coordinación de acciones en territorio y este trabajo generó un costo adicional de 2’533.437 dólares a la institución.

Estas actitudes se repiten en varias ciudades y se relacionan directamente con el número de contagios.

A escala nacional se registran 1’131.000 comportamientos inadecuados.