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Intoxicados en Málaga 2: "Aunque nada me devolverá a mi familia que el responsable pida disculpas"

Ocho meses después, María Fernanda Ganchozo revive cómo fue el día en que un tóxico para murciélagos le arrebató a sus hijas y esposo

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Un vez a la semana María Fernanda Ganchozo visita los cementerios donde reposan los restos de sus hijas y esposo.Freddy Rodriguez

El 20 de marzo de 2023 empezó la pesadilla de María Fernanda Ganchozo. La mañana de aquel día la dificultad para respirar de Isabella, su hijita de tres años, fue el detonante de una tragedia que le arrebató a su familia, la sonrisa y hoy la tiene sumida en una tristeza y en un mar de dudas.

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A ocho meses del fallecimiento de sus dos hijas y de su esposo, ella aún desconoce cuál fue el químico que les ocasionó la muerte y quién fue la persona que lo colocó.

Con nostalgia, la guayaquileña, de 35 años, recuerda cómo transcurrieron las horas de aquel lunes, un día después de haber compartido gratos momentos con quienes eran el motor de su existencia.

“Eran las 06:00, me desperté y escuché que mi hija respiraba con mucha dificultad. Fue lo más traumático que he vivido. Me pidió ir al baño, yo no tenía fuerzas para pararme. La vi caminar, regresó y le dije que siga durmiendo. Mi esposo se había quedado en el otro dormitorio porque todos íbamos al baño a cada rato y mis hijas se quedaron conmigo. Fue el comienzo de mi calvario”.

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Al salir y al llegar, María Fernanda saluda la foto en la que aparecen sus hijas y esposo.Freddy Rodriguez

Sin embargo, una hora después el estado de salud de Isabella se agravó. Volvió a despertarse y aparte de no poder respirar, también tenía sus ojitos desorbitados, lo que hizo que María Fernanda despertara desesperada a su esposo, Brayen Gavilanes Cagua.

“Le dije: ‘Brayen, algo le pasa a la bebé, ven a verla’. Con sus pocas fuerzas, él la cogió entre sus brazos y le dio respiración boca a boca. Llamamos al 911 y cuando llegaron los paramédicos ya no pudieron hacer nada. Ellos me preguntaron: ‘Señora, ¿qué han echado? Aquí huele feo’. Comenzaron a abrir puertas, ventanas. Mi esposo y yo nos quedamos en shock, nos mirábamos, no sabíamos qué hacer. Le dije al bombero: ‘Ayude a Doménica, ella es mi otra hija’. Ella estaba en su cuarto cambiándose de ropa”.

Los momentos de angustia continuaron para María Fernanda. Su hija mayor fue embarcada en una ambulancia; ella y su esposo, en otro carro de auxilio. La vida de la hermanita mayor también se extinguió cuando estaba a cinco cuadras de llegar al hospital.

Mafer y su esposo llegaron con vida a una casa asistencial del noroeste porteño. Desconocían que Dome, como llamaban de cariño a la niña mayor, también había fallecido producto de un paro cardiorrespiratorio. “Yo bajé primero de la ambulancia. Antes nos tomamos de la mano con mi esposo, recuerdo que expresó: ‘Todo va a estar bien’. A la media hora entró una doctora y me dijo que lo iban a intubar. De ahí no supe más de él”, rememora mientras observa una fotografía en la que aparece acompañada de sus hijas y de su esposo, la cual cuelga en una de las paredes de la casa donde vive en la actualidad.

Flechados: María Fernanda y Brayen se conocieron hace siete años. Entonces ella trabajaba como cajera de un supermercado y él como ingeniero en sistemas. Procrearon una niña.

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En su dormitorio tiene dos camas. En una de ellas conserva las muñecas y peluches de sus princesas. Las acomoda como si las niñas fueran a dormir con ellos.Freddy Rodriguez

Brayen murió a las 19:00. María Fernanda lo había perdido todo. Al día siguiente, mientras velaban el cuerpo de Isabella, se desmayó. Fue llevada a una casa de salud, donde para poder salvar su vida fue inducida al coma. Así permaneció por siete días. Cuando despertó, ya sus niñas y su amado Brayen habían sido sepultados.

Los restos de Dome, por decisión de su padre, reposan en el Cementerio General de Guayaquil. Isabella y Brayen fueron sepultados juntos en el camposanto Jardines de Esperanza.

“Cuando desperté por ellos, estaba consciente de todo lo ocurrido, pero no de que habían pasado tantos días. No pude verlos por última vez, ni despedirme. A veces el psicólogo me dice que Dios tuvo un propósito conmigo, pero qué puede ser más fuerte para una madre que perder a sus hijas. Para dormir tengo que tomar pastillas, duermo con la radio prendida para no sentirme sola”, expresa con sus voz quebrada y sus manos aún temblorosa.

Un día por semana, María Fernanda acude a ambos cementerios para visitar a su esposo y a sus niñas y llevarles flores. En cada uno de los camposantos permanece por el lapso de una hora. Confiesa que de esta forma trata de mitigar su dolor y su pena, aunque por su cabeza no dejan de pasar una serie de interrogantes para las cuales, a pesar del tiempo, no tiene respuestas.

Príncipe, el can de la familia, está al cuidado del papá de la niña mayor. Producto del veneno también murieron dos loritos.

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La casa donde ocurrió la tragedia tiene pegado un letrero que indica que está a la venta.Cortesía

“Sé que nada me los va a devolver, pero sí quiero una explicación, saber qué pasó, por lo menos que la persona que lo hizo me diga: ‘Le pido disculpas, lo hice inconscientemente, no imaginé que esto podía pasar’. Sé que nadie lo hizo con la intención de atentar en contra de mi familia o a propósito, pero sí me gustaría que me den la cara”.

  • Sospecha de un vecino

Aunque no tiene la certeza de quién fue la persona que colocó el veneno para murciélagos que, según las pericias, fue el que acabó con la vida de sus seres queridos, María Fernanda cree saber quién fue la persona que esparció dicho producto.

Recuerda que el día en que fue a retirar sus pertenencias de la casa que por dos años alquiló y ocupó con su familia, un morador, quien siempre la saludaba de manera amable, ingresó a su casa apenas la vio. “Siento que fue él, porque ya en otras ocasiones había colocado veneno para estos animales. Pero queda en esta persona aceptar su responsabilidad. Hoy solo vivo con el anhelo de soñarlos. He soñado con mi esposo y mi hija mayor. Él me dice que nos extraña. Siento que están a mi lado, ese es el alimento para mi alma y lo que me tiene de pie, es mi consuelo”.

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María Fernanda acompañada de sus hijas y su esposo.Cortesía
  • La investigación no avanza

En cuanto a la investigación por la muerte de los tres integrantes de esta familia guayaquileña, según la información que el abogado le ha dado a la madre y esposa de los fallecidos, el proceso judicial se ha estancado y aún la Fiscalía no ha tomado versión de los moradores de la urbanización donde ocurrió la muerte de estas tres personas.

La autopsia reveló que Brayen, Doménica e Isabella fallecieron a causa de un edema pulmonar que les provocó una insuficiencia respiratoria aguda, debido a la inhalación o ingesta de una sustancia química tóxica. El caso es investigado en la Fiscalía de la parroquia La Aurora, perteneciente al cantón Daule.

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