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Josué Cayache, el casero que provoca suspiros en el Mercado de Santa Clara, en Quito
Tiene 20 años y se ha convertido en el centro de atención de la sección de frutas del Mercado de Santa Clara, en Quito. Le ‘llueven’ los ‘vaciles’.
Josué Cayache tiene apenas 20 años, pero ya es un rostro conocido entre los pasillos del Mercado Santa Clara, en el centro de Quito. Entre uvas, piñas y naranjas, este joven caserito se ha ganado el cariño y hasta los piropos de sus clientas, que van desde estudiantes universitarias hasta señoras experimentadas en el arte del regateo.
Su historia comenzó hace un año, cuando dejó en pausa sus estudios para ayudar a la familia. “Mi abuelita tenía un puesto aquí, y cuando lo dejó, yo lo heredé”. Josué necesitaba trabajar para ahorrar y estudiar arquitectura a futuro. Aunque se graduó como técnico mecánico en el colegio, sus sueños van por el lado de los planos y los ‘renders’.
Cada día se levanta a las cinco de la mañana, se prepara el desayuno y viaja desde Carcelén hasta el mercado. “Es duro, pero hay gente que ni trabajo tiene”, comenta.
La dinámica del mercado se basa en gritos, regateos y competencia entre puestos. Sin embargo, Josué encontró una ventaja inesperada: ser uno de los pocos vendedores jóvenes y carismáticos del lugar. Pese a que es un poco tímido, las clientas coquetas lo encuentran atractivo y le mandan sus piropos. “Me dicen ‘mi niño’”, admite.
Anécdotas del comerciante
Una vez creyó que su ‘pinta’ había sobrepasado los límites cuando un universitario se le acercó y le pidió su número de teléfono. “¿Y este ‘man’?”, se preguntó. Luego vio que una chica le sonreía a pocos metros de distancia y comprendió que el joven fue su mensajero.
Josué confiesa que se le ha dado la oportunidad de ‘vacilar’ con algunas chicas, pero afirma que no entabla una relación seria porque no tiene tiempo. En todo el año que ha trabajado en el mercado, solamente descansó un fin de semana, que lo aprovechó para visitar a su padre en el Oriente.

Música y redes sociales
En su puesto, la música también juega un papel importante. Es fanático de la salsa y asegura que todos en el mercado la escuchan gracias a su parlante. Hace un tiempo también tocaba el ukelele (instrumento de cuerdas), pero lo dejó porque se distraía mucho y perdía clientela (y ‘posibles vaciles’).
Aunque disfruta de su trabajo, Josué tiene planes claros: sacar la licencia de conducir, comprar un camión y traer fruta directamente desde el productor para ofrecer precios más bajos, sobre todo para los universitarios que estudian cerca. “Es duro ser foráneo y sé que cada centavo cuenta”.
Hasta conseguir el dinero y cumplir sus sueños, Josué creará sus perfiles en redes sociales para ver si se vuelve viral, como lo es en el mercado.
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