Una familia conformada por una madre, una hija joven y dos niños está buscando un nuevo hogar, porque temen que unos criminales les hagan daño.

Estefanía (nombre protegido) contó a EXTRA que la tarde del 26 de mayo unos sujetos intentaron secuestrar a sus hermanos menores, de 5 y 12 años, cuando regresaban de la escuela junto a su madre, en el sector de Chimbacalle, en el sur de Quito.

La señora se había detenido en una tienda, porque debía comprar víveres para preparar el almuerzo. En ese momento, Estefanía contó que el más pequeño de sus hermanos, quien es muy inquieto, se había despegado de su madre parar correr en dirección a su casa. El ñaño mayor fue atrás de él, para cuidarlo. Al llegar, se quedaron jugando afuera del domicilio.

De ahí, un individuo que se bajó de un automóvil se acercó a los menores e intentó raptar al más grande, tratando de subirlo a un vehículo, pero este no se dejó y pidió auxilio. Uno de los vecinos escuchó los gritos desesperados del niño y salió para ayudarlos. Los metió a su casa hasta que vio a su madre y le comentó lo que había sucedido.

Además, el hecho quedó registrado por una cámara de seguridad de un local. Cuando vieron la grabación, la madre de los pequeños y los vecinos no lograron identificar el carro ni al sujeto que descendió del mismo.

La familia teme a las represalias

Estefanía señaló que ellos no tienen problemas con alguien y que tampoco han recibido amenazas de ningún tipo. Por eso, piensan en marcharse de esa casa, porque temen que los criminales vuelvan a cumplir su cometido de llevarse a uno de los pequeños.

La joven también señaló que no han puesto la denuncia porque piensa que esta sería una razón más para que los delincuentes quieran hacerles daño.

Hasta buscar un nuevo hogar, la familia ha cambiado la rutina de sus actividades diarias. La madre utiliza otras calles para ir a dejar y retirar a sus hijos de la escuela.

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Por otra parte, los niños que sufrieron el ataque no pueden dormir y solo se sienten tranquilos cuando llegan a la casa. Miran a todos lados cuando caminan por la calle y en ocasiones quieren llorar.

Desde el Distrito Eloy Alfaro, jurisdicción policial a la que pertenece Chimbacalle, indicaron que les llegó el video del hecho, pero que no habían recibido ninguna denuncia formal, hasta el cierre de esta edición. 

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