En tan solo 48 horas, Manabí fue sacudida por seis ataques violentos, revelando el control que Los Lobos ejercen en la provincia. El crimen de Leo Briones sacudió la guerra narco en esta región. Con 637 muertes violentas registradas este año, la situación es alarmante para un territorio marcado por el crimen organizado.

Los seis hechos violentos registrados entre el miércoles 16 y el jueves 17 de julio de 2025 en la provincia de Manabí estarían vinculados entre sí, según indicó a este Diario un oficial de alto rango de la Policía Nacional.

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Entre los crímenes más relevantes figura el asesinato de Flavio Leonardo Briones Chiquito y su esposa, Génesis Michelle Mendoza Tuárez, ocurrido la tarde del miércoles en Manta. En ese mismo ataque también fueron abatidos dos de sus custodios, quienes eran militares en servicio pasivo.

Horas después, se produjo una matanza dentro de un chongo (centro de tolerancia) en el cantón Jaramijó, y al día siguiente se reportó el asesinato de una pareja en esa misma localidad. La noche del jueves se registraron al menos tres eventos violentos más, que dejaron un saldo total de seis víctimas mortales, entre ellas un miembro de la Policía Nacional.

"Los Choneros ya perdieron todo el control"

Un investigador confirmó que Briones era el cabecilla de la organización criminal Los Pepes, brazo operativo de Los Lobos en Manabí. 

“Tenía tanto o más poder que Adolfo Macías Villamar, alias Fito, actualmente detenido y en proceso de extradición. Briones dominaba el crimen organizado en la provincia y era temido por su crueldad. Los Choneros ya perdieron todo el control; ahora son Los Lobos quienes mandan en Manabí”, aseguró la fuente.

Según el oficial, la esposa de Briones administraba hoteles y otras empresas utilizadas como fachada para el lavado de activos. 

“Este hombre no tenía reparos en mandar a matar a familias enteras, incluso a parientes de sus enemigos. Fue él quien ordenó el asesinato del fiscal Marcelo Vásconez, acribillado en octubre de 2024, porque investigaba el crimen del alcalde Agustín Intriago (asesinado en julio de 2023 en Manta) y también los asesinatos de todos los agentes de tránsito”, detalló.

Así fue el crimen de Leo Briones

El crimen de Briones, aseguró el investigador, fue cuidadosamente planificado. “Uno de los vehículos utilizados fue una camioneta robada en Guayaquil, que luego apareció incinerada. El otro aún no ha sido localizado", dijo la fuente. 

Y añadió: "Es parte del modus operandi de Los Lobos: roban vehículos en Guayaquil y los usan para cometer atentados en otras provincias. No se descarta que su propia organización lo haya mandado a ejecutar. Ya lo veían como una amenaza interna. Además, los sicarios vestían como militares para despistar”, añadió.

Respecto a otros crímenes recientes, el oficial señaló que se trataría de represalias entre facciones de Los Lobos por disputas territoriales. Uno de los casos más impactantes fue la muerte del cabo primero Jorge Eduardo Oleas Quinto, miembro de la Policía Judicial de Manta.

“El compañero no era el blanco del ataque. Estaba de civil, merendando tras su jornada laboral. Fue una víctima colateral. Los sicarios dispararon primero contra un vehículo estacionado, que por fortuna estaba vacío, y luego contra él. Fue un atentado aleatorio, cuyo único fin era sembrar terror”, relató.

Sobre el ataque en el chongo de Jaramijó, el oficial aclaró que las víctimas tampoco eran el objetivo principal. “Los asesinos iban tras otra persona, pero al no ubicarla, dispararon contra quienes se encontraban en la entrada. Los fallecidos no eran guardias de seguridad formal, sino personas que custodiaban los vehículos del lugar”, explicó.

Aumentó la violencia en Manabí

Según cifras oficiales, entre el 1 de enero y el 18 de julio de 2025, Manabí ha registrado 637 muertes violentas, es decir, 191 más que en el mismo período del año anterior. La provincia se ubica como la segunda más violenta del país, después de la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón.

Ante el asesinato del policía en Manta, el Gobierno ha ofrecido una recompensa a quien proporcione información que permita identificar y capturar a los responsables del ataque armado.

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