“Se cosecha más rápido y se invierte poco”, es el concepto de los agricultores que producen maíz en la provincia de Santa Elena. Además, esta planta es una de las más resistentes a las diversas plagas que se tiene en la zona.

El cultivo de maíz en la península viene de tiempos remotos. Su producción no se ha detenido nunca, pese a que en los campos de esta jurisdicción en las últimas décadas se han introducido otras plantaciones de ciclo corto.

“Podemos sembrar diversas hortalizas, pero maíz seguiremos produciendo siempre”, refiere el agricultor Gregorio Cruz.

A diferencia de los otros cultivos que por el tipo de suelo y temperaturas se los produce en áreas específicas, el maíz se puede cosechar en todas partes. Por eso, el 90 % de las personas que labora en el campo lo cultiva en diferentes épocas del año, según se refleja en los datos estadísticos de la Federación de Comunas en esta provincia.

Omar Núñez, integrante del departamento de fomento productivo de la Prefectura de Santa Elena, señaló que, conocedores de esa realidad, el ente dispuso el acompañamiento técnico para impulsar la producción del cereal.

El aporte consiste en la preparación del suelo, de manera específica en el arado del terreno, para lo cual se utilizan las maquinarias de la institución provincial e instalación de sistemas de riego con la finalidad de garantizar la dotación de agua.

Asimismo, se les confiere a los agricultores semillas certificadas, se les enseña a preparar abonos orgánicos y fertilizantes para los que se utilizan desechos de otras plantas. “El maíz de la península es totalmente orgánico”, comentó el poblador Peter Panchana.

“Además, forma parte de nuestra alimentación básica, con el producto se pueden preparar muchas cosas. Como choclo se lo utiliza en las sopas, en las humitas, para hacer tortillas. Asimismo, el grano sirve de alimento para las aves que criamos”, comentó Carmen Borbor, quien tiene una plantación en la comunidad Pechiche, ubicada en el sur de esta provincia.